El uniforme es uno de los complementos necesarios para distinguir a un policía. Aunque depende del sujeto. Rafael Madrona no lo necesita. Hace poco más de un año que ocupa la jefatura de la Comisaría de Marbella. No es una plaza fácil y, para desempeñarla, dice llevar aún la ´L´ en la espalda. Los resultados, por contra, hablan de experiencia. La pasada semana, la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento se congratulaban de que la delincuencia en la ciudad se haya reducido un 13,2 por ciento en 2009. No obstante, sus objetivos trascienden cualquier porcentaje.

–Si tuviera que definir la Costa del Sol desde un punto de vista policial, ¿qué diría?

–Es un lugar apasionante. Viene a ser una calle de cuatro o cinco kilómetros de ancha y ciento y pico de larga. Hay una importante mezcolanza de nacionalidades e idiomas. Hay urbanizaciones dispersas, en la que sus residentes no están muy controlados y además varían cada mes o dos meses. Además, es innegable que ha habido y hay delincuencia. Todos los días o, al menos, cada semana le damos una vuelta al Código Penal. Amanecemos con una violación, resto de la noche anterior, y pasamos por un posible atraco, una estafa, falsedades documentales, blanqueo... eso sí, yo creo que vamos en la buena línea, la de que el número de delitos y su gravedad sea cada vez menor.

–¿Se ha propuesto alguna meta?

–El hecho de que se produzca cualquier delito es repudiable. Mi objetivo es que el número de delitos sea cero y que nos dediquemos tan sólo a los servicios humanitarios. Pero es una meta utópica. Lo bueno y que, además, hemos conseguido, es normalizar las relaciones institucionales.

–¿No lo eran?

–Había determinadas operaciones y detenciones que crearon cierto resquemor. Aquí somos todos policías y nos merecemos una confianza. Creo que este objetivo ya está conseguido. Ahora hay que mantenerlo.

–¿Cómo valora este primer año de actividad como comisario de Marbella?

–Estoy sinceramente satisfecho. Ha venido mucha gente nueva y hemos cubierto muchas plazas de escala básica en la Comisaría. A día de hoy, tenemos el catálogo completo. Consecuentemente, se ha reducido drásticamente el número de delitos violentos, como los robos, los tiroteos o los homicidios. Ha ocurrido lo mismo con las infracciones. Eso sí, en cualquier momento, se producen un par de delitos de eco social y todo el trabajo hecho se pierde. En cuanto salgan dos telediarios, volvemos a perder esa sensación de seguridad subjetiva de los ciudadanos.

–No les gusta la trascendencia mediática.

–Para nada. Es uno de los mayores problemas que tenemos a la hora de trabajar. Es un gran quebradero de cabeza porque además del trabajo, hay que estar pendiente al interés mediático para que no se perjudique la investigación.

–De ahí la política de secretismo, ¿no?

–Yo niego que haya secretismo ni ningún tipo de acción dirigida a ocultar nada. Aquí hacemos notas de prensa que las centraliza Málaga, como ocurre con el resto de los municipios de la provincia.

–Pero Marbella está especialmente protegida, por aquello de venir de la época que viene y parece que hay un pacto de silencio, ¿no cree?

–Ciertamente, la ciudad ha pasado una etapa conflictiva. Lo que no creo es que haya ningún pacto. A mí nadie me ha dicho cállate o deja de callarte.

–Pasarán miles de cosas sin que nos enteremos, porque no creo que Marbella sea la ´Aldea del Arce´.

–Niego que aquí pasen miles de cosas. Sencillamente, ocurren como en cualquier otro sitio. En Marbella no hay más problemas que en otros lugares de España. Pero la ciudad si tiene un agravante. Lo que ocurre en Marbella abre los telediarios nacionales. Y ese mismo delito ocurre en otro municipio y, como mucho, no trasciende de la prensa provincial.

–¿Es Marbella una ciudad segura?

–Desde mi punto de vista, es bastante más segura que cualquier otro sitio de España que suena menos en la prensa. La gente se llevaría las manos a la cabeza si les dijéramos que hay más violaciones y delitos en esos otros lugares que no salen tanto en los medios de comunicación.

–Entonces, estadística en mano, ¿cuántos delitos se produjeron en 2009?

–En 2009, se ha producido una baja muy significativa de la delincuencia. El número total de delitos se ha disminuido en torno a un 14%.

–¿Cuántos en 2008?

–Alrededor de unos 7.000.

–¿Y en cuanto a las faltas?

–Éstas se han reducido menos. Las faltas de hurto, pequeñas sustracciones en comercios, un impago en una gasolinera o una agresión verbal, por ejemplo, constituyen faltas. Este tipo se ha bajado un 7,5% con respecto a las 6.500 que se contabilizaron en 2008. También hay que decir que la eficacia policial ha mejorado.

–¿Qué porcentaje de delitos o faltas resolvieron este año pasado?

–Por encima de un 40%. Esto supone un 6% más que en 2008. Esto es consecuencia de ese incremento de la escala básica de policías que comentaba.

–¿Cuántos policías hay actualmente?

–Unos 340.

–¿Hacen falta más?

–No. Sí necesito mandos intermedios y, por ello, entiendo la escala ejecutiva y de subinspección.

–¿Cuántos más harían falta?

–Pues hasta completar el catálogo que marca el Ministerio de Interior. Estamos en el 50% menos.

–Se les habrán quedado pequeñas las instalaciones de la comisaria...

–Sí, se ha quedado pequeña. No sólo eso. Está construida en una época en la que aún no habían llegado los ordenadores y, ahora, faltan canalizaciones para meter cableado. Además, hemos pasado de los cuatro coches a un parque de entre 70 y 80. ¿Dónde los metemos?

–¿Haría falta una comisaria nueva?

–Creo que una zona como Marbella necesita una comisaría nueva y tecnológicamente muy por encima de la que tenemos. En otras ciudades, habrá peores comisarias que la de Marbella. Pero también es verdad que Marbella se merece una mejor de la que tiene.

–No hemos hablado de la mafia.

–Niego en rotundo que haya mafia en Marbella, tal como se la conoce.

–¿Qué entiende por mafia?

–Un grupo organizado muy fuerte con un ámbito de actuación grande a nivel nacional e incluso internacional y con penetraciones en los estamentos de poder, llámese político, judicial o policial. Desde este punto de vista, yo niego que en Marbella y en la Costa del Sol haya mafia.

–Me quedo helada.

–En los artículos de prensa y demás, se confunde lo que es mafia con un grupo organizado de menos miembros y nivel más bajo. Entonces, sí, hay grupos organizados de cuatro y hasta diez componentes de nivel medio o bajo. Pero como los hay en toda España. Insisto.

–Y de bandas juveniles tipo ´Latin Kings´, ¿cómo anda surtida la ciudad?

–La Dirección General de la Policía está mandando planes operativos funcionales muy específicos y dirigidos a este sector. Tenemos una población asentada en la zona de San Pedro Alcántara procedente de Sudamérica, donde han nacido estas bandas, que la miramos con especial cuidado. En el momento que haya indicios que puedan dar a entender la existencia de algún embrión, ahí estaremos. Ahora mismo, ni siquiera tenemos pintadas significativas.

–Significativamente es inferior el sueldo de un policía del Cuerpo Nacional con respecto de uno local, ¿qué le parece?

–Muy mal. Atendemos al 70% de la población española y acaparamos nuestras competencias, más las propias de la Policía local. Todo lo que hace la Policía local termina aquí, en la comisaria. Cuando algo va bien, no te faltarán personajes que salgan para hacerse la foto. Pero como algo vaya mal, la culpa de todo la tenemos nosotros. La verdad, motiva muy poco que compañeros con menos responsabilidad, menos funciones y, en el mejor de los casos, igual preparación, cobren más. Eso sí, con ello, no quiero decir que deberían cobrar menos. Pero si que nosotros deberíamos cobrar más de lo que cobramos.

–El corporativismo policial, ¿es bueno o es malo?

– Para ser responsable y trabajar más, bueno. Para cubrir errores y tapar defectos, malo.

–Por esta zona costera, parece que se ha dado del malo, ¿no?

–Yo no sé si se ha dado. Pero si ha ocurrido, hoy por hoy, las consecuencias se pagan y hay procedimientos en el juzgado que algún día tendrán su sentencia. El corporativismo policial para tapar excesos es bastante negativo y, además, no estoy dispuesto a consentirlo.