A la visita a los mercados le ha salido un competidor. Los tiempos de la foto en el buzón, de la socorrida propaganda en mano están a punto de desaparecer. Al menos, como principal vía de contacto entre el político y el ciudadano junto a los espacios municipales y la asociación vecinal. Ha llegado la era de internet, Obama le ha dado su bendición. Que se prepare el pueblo. Que desayune fuerte. Pronto recibirán, quién sabe, un mensaje en su e-mail.

Las comunidades cibernéticas se han consolidado. De la categoría de patio de vecinos, de adaptación posmoderna de la pista de baile, han pasado al púlpito, a la armadura electoral. Los políticos lo han entendido. Incluso, en las provincias, donde se multiplican los blogs de rostros acostumbrados a las dos dimensiones del papel, a los muros reservados a la publicidad.

Los nuevos tiempos son exigentes. En el mundo de los ´reality´, de la intimidad televisada, no basta con convencer. Si se quiere ganar votos, la imagen es primordial. A Felipe González lo peinaron como a Harrison Ford. La cosa se complica. Ahora manda la proximidad, la ilusión de camaradería. En esto el ciberespacio es un filón. Nada como un blog o un mensaje de Facebook para sintonizar con el electorado.

María Gámez, Salvador Pendón, Pedro Moreno Brenes. Los representantes de Málaga están en la red. Los útiles no son nada desdeñables. El blog es el formato idóneo para la cercanía, el pueblo quiere saber. Algunos lo han asumido. Otros sencillamente se equivocan y aparecen en el sistema con una estrategia poco definida, más contraproducente que eficaz.

A veces se olvida que el blog es mucho más que un medio. Representa un lenguaje, con sus ritos y sus áreas propicias a la confesión. El usuario no quiere saber nada de transcripciones de textos, reivindica la primera persona, el simulacro de intimidad. En la provincia, los hay que dominan la técnica a la perfección. A Joaquín Ramírez, ex líder del PP, su presencia en Facebook le ha servido para granjearse simpatías. Su apuesta está lejos de la oficialidad. Se apaga el político y prende un hombre más desenfado, con sus ideas, pero con el sentido del humor lo suficientemente armado como para añadir a un tipo casi en calzoncillos en postura acrobática.

En general, los políticos de la provincia son neófitos las comunidades de la red. A Manuel Marmolejo, ex concejal de los populares, la tecnología le jugó hace poco una mala pasada. Poco después de su dimisión, se le ocurrió adherirse a un grupo que solicitaba el fin de la carrera política de Rafael Fuentes, portavoz de los socialistas. Como si estuviera con los amiguetes, en el salón.

De los bloggeros de Málaga, destacan, sobre todo, Mariví Romero y Salvador Pendón. Ambos manejan las reglas del juego, no se limitan a describir los pormenores de su función. Podrían dar una clase en sus partidos, donde proliferan los ejemplos descafeinados, dispuestos a dormir a las ovejas, sin pulso, una vez más.