Dirige la oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) más grande de toda Andalucía, con más de 23.000 demandantes de empleo, aunque sólo unos 18.000 -los que, además de no tener trabajo, afirman estar buscándolo- son calificados técnicamente como parados. El resto son personas que se apuntan para obtener algún trámite o certificado, pero sin demandar intermediación laboral. Con el constante pitido de fondo de los paneles que marcan los turnos de los usuarios, Fernando Thomasa reconoce la saturación de la oficina de Gamarra (compartida con el Servicio Público de Empleo estatal, que gestiona las prestaciones), pero defiende el trabajo de todo su personal.

-Esta oficina es famosa por el gran flujo de usuarios que atiende, ¿cuáles son los peores días?

-Los primeros día del mes y la vuelta de los puentes y de las vacaciones. Muchas personas a las que les tocaba hacer trámites esos días los retrasan y provocan después grandes afluencias. Ocurre que esta oficina atiende a desempleados de muchos códigos postales, lo que provoca un número de demandantes enorme: llevamos Gamarra, Palma-Palmilla, Puerto de la Torre, la Trinidad, Nueva Málaga, Monte Pavero y toda el área de crecimiento de Málaga: Teatinos, El Cónsul, hasta los Asperones.

-Parece demasiado, ¿les da tiempo a responder a tanta demanda?

-Bueno, somos bastante eficaces en nuestras tareas, si no fuera así le aseguro que esto hubiera ya explotado un montón de veces. Pero tenemos muchas funciones: recibir a los que se inscriben, actualizar sus vidas laborales, ofrecerles formación para mejorar su empleabilidad y contactar con las empresas para recabar ofertas de trabajo... Las ETT, por ejemplo, sólo se dedican a recoger currículos y casar oferta y demanda. Ojalá sólo hiciéramos intermediación laboral, pero tenemos mucho trabajo burocrático. Ayer, por ejemplo vinieron 600 personas a su sellado trimestral del paro. En total, atendimos a unas 2.000 personas.

-Las colas deben ser considerables durante toda la jornada...

-Intentamos que las colas sean pequeñas y, cuando tenemos una horrorosa que da la vuelta a la esquina, con hasta más de 200 personas en espera, quitarla en el menor tiempo posible. La espera media de una persona puede ser de 20 minutos si viene para los trámites más sencillos de registro o de sellado. Luego están los trámites de las prestaciones, que son más complejos y duran bastante más. Una persona puede tirarse más de dos horas en la cola pero es entendible: estamos hablando de comprobar toda la documentación para dar lugar a un derecho económico. Es una responsabilidad enorme.

-¿Qué les diría a los que critican que el personal se ausenta o no atiende mientras hay colas?

-Son opiniones respetables, me han presentado esa queja muchas veces, pero es como cuando vamos al banco: no sabemos cómo funciona, vemos una cola y al lado a una persona tras una mesa sin hacer nada. En nuestro caso, hay que aclarar que esos trabajadores pueden ser de la otra administración (SAE o SPPE) y no tener competencia para atender a las personas en cola. Le diría que si aquí no hubiera capacidad de trabajo no sacaríamos adelante el día a día. El perfil de funcionario típico del ´venga usted mañana´ aquí no se da. Y al director del centro, que soy yo, te lo encuentras sellando, haciendo certificados digitales, haciendo carnés del paro o buscando ofertas.

-¿Le gustaría que alguna nueva oficina le descargara de trabajo?

-Claro, lo hemos hablado muchas veces, pero el problema es que el SAE, como el SAS, es un servicio con mucha carga de atención al público, un trabajo muy agotador y estresante y nadie lo quiere. El numero de funcionarios es bajo, la gente no quiere venir, es un trabajo tan duro que cuando hay un concurso de provisión de puestos de trabajo pocas personas lo cogen. Esta oficina tiene 24 puestos de trabajo, pues bien sólo tenemos 14 cubiertos y otras seis personas de apoyo.