Las tiendas tradicionales del Centro Histórico de Málaga están dejando paso, lentamente, a franquicias y cadenas, de forma que ya es posible visitar Valencia, Londres, Málaga o Estocolmo y encontrarse con los mismos establecimientos.

En los últimos tiempos, tiendas y restaurantes que están en la memoria de los malagueños han cerrado sus puertas, como el bar La Cosmopolita, en la calle Larios; la tienda de complementos Tomé, en la calle Santa María; o la ferretería El Metro, en la plaza de la Constitución, mientras anuncia la liquidación por cierre la librería y papelería Cervantes, también en la plaza de la Constitución.

"Hay tres causas principales: en algunas tiendas las siguientes generaciones no quieren hacerse cargo del negocio, otros tienen renta antigua y les vence en unos años y la tercera causa es la crisis", resume Angelines de Lorenzo, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico.

Ejemplo de la primera causa de cierre es la papelería de la calle Sánchez Pastor ´La Española´, de José Jaime Corcelles, fundada por su abuelo en 1883.

"Mis hijas están casadas y con hijos y es complicado que se hagan cargo de esto". Además, José Jaime Corcelles, de unos espléndidos 79 años, cuenta que con la peatonalización, "el Centro ha quedado muy cerrado" y ha perdido clientes. Por eso, mantiene abierta la papelería pero ya ha puesto el cartel que anuncia que el local está en alquiler. "Estoy esperando", dice.

A la espera se encuentra también, en la esquina de la calle Granada con la calle Santa María, la tienda de modas Valentín, inaugurada en 1963.

Julia Toral, hija de los propietarios, explica que estos "están ya mayores" y ella tiene en total cinco hermanos, "así que entiendo que el local se ponga a la venta". Muchos son los clientes que están conociendo la noticia, ahora que se ha anunciado la liquidación total por cierre. "Me estoy buscando algo por la zona porque yo he estado trabajando en esto desde los 16 años", cuenta Julia.

Angelines de Lorenzo detalla también que en 2015 acaba el plazo para los contratos de renta antigua anteriores a 1985, según la Ley de Arrendamientos Urbanos, así que muchos establecimientos se adelantan al cierre ante la imposibilidad de poder hacer frente a alquileres mucho más altos. "En el Centro los alquileres de renta antigua son de 400 ó 700 euros al mes, no había ninguno que llegara a los 1.000 euros y el alquiler mínimo en la plaza de la Constitución te puede salir por 10.000 euros", comenta, mientras que señala que la próxima conclusión del contrato de renta antigua de la librería Cervantes es la causa del próximo cierre. "Algunos empresarios con actividad en locales de alquiler, y ante la oferta de las multinacionales, optan por el traspaso", apunta en este sentido el presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), Enrique Gil.

Un caso bien distinto es el de la joyería Ana Marina, fundada hace 26 años en la calle Compañía, frente al futuro Museo Thyssen. El establecimiento anuncia la liquidación total por reformas. "La joyería estaba ya muy antigua", cuenta Ana, al frente del establecimiento, quien no niega que tiene expectativas ante la apertura del Museo Thyssen, "pero luego pasa el ´boom´, como todas las cosas´".

En todo caso, parece innegable que también la crisis económica ha hecho mucha mella en el comercio tradicional. Y así, la gerente de los comerciantes del Centro explica que este año se han dado de baja de la asociación, por motivos económicos, unos 24 socios (la asociación cuenta con 165 establecimientos asociados). Según los datos de este colectivo, además, desde enero de 2009 a la actualidad han cerrado 12 tiendas. "Estamos hablando de miembros de la asociación, pero pueden ser el doble", calcula.

Los responsables de la asociación de comerciantes y de Fecoma coinciden en lamentar el auge de franquicias y cadenas. "Estamos viendo que se está perdiendo la identidad de la ciudad, y además tenemos casos de franquicias y cadenas que no sé cómo subsisten, pero que por imagen asumen esos gastos porque quieren estar en las zonas más transitadas de la ciudad", dice Angelines de Lorenzo.

Enrique Gil ironiza sobre la proliferación de tiendas clónicas en todas las ciudades comentando que "a la gente joven le gusta vestir en serie, porque lo mismo que compra en Málaga lo están comprando en Singapur; si nos paramos a pensar en los beneficios para los consumidores de esto, a lo mejor consumíamos de otra manera".

Medidas. Para combatir la desaparición del comercio tradicional, el responsable de Fecoma resalta la iniciativa de la Junta de este año de dar subvenciones para la ´renovación´ familiar de empleados de estas empresas, mientras que Angelines de Lorenzo cuenta que la asociación de comerciantes, con la colaboración de la Confederación de Empresarios de Andalucía, quiere proponer para la plaza sobre la que está el mercado provisional de Atarazanas un grupo de puestos de productos autóctono de Málaga (junto al Museo de Artes Populares) para que los visitantes puedan comprar algo tradicional de la provincia.

(Sin menospreciar ese jersey que también pueden encontrar en una tienda calcada de Helsinki).