En la provincia son casi 300.000 y en muchos municipios van camino de convertirse en mayoría. La población extranjera mantiene en Málaga su senda ascendente, no se deja achantar por la crisis económica o la caída del ladrillo y en una veintena de pueblos son prácticamente un tercio de los empadronados.

La Costa del Sol es, indudablemente, el destino preferido por los foráneos, que ya no sólo responden al perfil de jubilados europeos al abrigo del clima cálido malagueño. A ellos, que siguen siendo legión, se suman la llamada inmigración económica, en busca de empleo y mejor vida y que aquí forman sus familias. Benalmádena, Fuengirola, Mijas, Manilva o Torrox son algunas de esas localidades con porcentajes que superan el 30% de extranjeros en su padrón, pero sobre todos ellos destaca Benahavís, donde éstos ya suponen prácticamente el 60%, es decir, seis de cada diez vecinos no son españoles y de sus más de 4.300 empadronados, unos 2.600 proceden de otras latitudes.

La cercanía al litoral, la oferta de ocio –en el municipio se solapan numerosos campos de golf– y el ´boom´ inmobiliario, que ha llenado de nuevas viviendas el pueblo en los últimos años han contribuido a ese paisaje, en el que se dan cita numerosas nacionalidades, pero con mayoría de británicos –unos 1.300–.

En este ranking también ocupan posiciones altas Manilva, con un 45% de su población extranjera, Mijas, con un 40%, Torrox, con un 37%, o Fuengirola, Casares y Benalmádena, con un 35, un 34 y un32%, respectivamente. Otros, como Estepona, Torremolinos o Marbella, se quedan rozando el 30%.

Una mención de honor merecen otras localidades que en los últimos tiempos se han convertido en foco de atracción para los extranjeros por cuestiones contrarias a la Costa: ofrecen tranquilidad, calles angostas y casas encaladas y paisajes de montaña. Pero eso sí, no quedan muy lejos de la playa. Por ello, no es de extrañar que en Alcaucín o Cómpeta cuatro de cada diez vecinos no sean españoles, o que Frigiliana, Canillas de Albaida, Sedella, Sayalonga o Comares superen el 30% de foráneos en el padrón.

Trabajo o placer. La Axarquía se coloca como la zona preferida por los extranjeros cuando deciden vivir en el interior. Y es que la comarca, además de su tipismo, ha tenido una amplia oferta urbanística (aunque no siempre dentro de los límites legales). En sus pueblos se han establecido sobre todo europeos, muchos de ellos familias jóvenes con hijos que han optado por esa tierra para echar raíces. La inmigración económica ha buscado su hueco, por contra, en puntos del Valle del Guadalhorce o la comarca Norte, donde el acceso a la vivienda les era más fácil y las opciones de empleo abundaban hasta hace muy poco, ya fuera en la obra o en las labores del campo.

Los últimos datos del padrón, a 1 de enero de 2010, dibujan un escenario que no varía mucho de otros años: los británicos son mayoría, casi 70.000, seguidos de marroquíes (27.000), alemanes (16.000), rumanos (13.000), argentinos e italianos (más de 11.000 cada uno). Por trabajo o por ocio, en la provincia se dan cita más de un centenar de nacionalidades.