Los colegios cerraron y los parques se llenaron. No había clase porque el calendario escolar contempla el 3 de mayo de este curso como jornada no lectiva, al celebrarse el día del docente. Es una fecha reconocida desde principios de curso, aprobada por la Comisión Escolar Provincial, en la que también están representadas las asociaciones de padres. Pero ayer se puso una vez más en jaque la conciliación de la vida familiar y laboral y, por este motivo, muchos tuvieron que recurrir a los siempre dispuestos abuelos, o sufridos canguros de emergencia.

El día de San José de Calasanz, patrón de los maestros de Primaria; y de Santo Tomás de Aquino, de los profesores de instituto, pasaron a la historia; o mejor dicho, se han agrupado en uno solo cuya celebración varía cada año, aunque, según informó la Delegación Provincial de Educación, siempre suele fijarse en viernes o en lunes, para que coincida con el fin de semana y "no suponga mucho trastorno".

Los profesores aprovechan para irse de viaje, al agrupar varias jornadas libre. Mientras, las familias tienen que hacer auténticos juegos malabares para que sus hijos no estén solos durante la mañana. Y eso que en la provincia el 30% de la población activa no tiene trabajo.

Los columpios, balancines y toboganes de la provincia ayer no daban a basto... y los abuelos tampoco. Aunque, en el fondo, estaban encantado de poder disfrutar de sus nietos en lunes.