Representantes públicos, políticos, banqueros, escritores, deportistas. Todos citados en la misma mesa, sometidos voluntariamente a la curiosidad de los estudiantes. Si el formato televisivo de ´Tengo una pregunta para usted´ se considera el puntal democrático de la televisión, la cita convocada ayer por la cátedra de la Unesco de la UMA sugería poco menos que una olimpiada volteriana. La postulante a la alcaldía frente al alcalde con testigos dispuestos a zarandear los códigos habituales, escolares convertidos en periodistas, Berni Rodríguez, Pablo Aranda, Luis de la Maza.

El encuentro prometía. Tenía algo de la lucha libre que interesó a Roland Barthes, de la modalidad en que todos se baten el lomo contra todos. Lamentablemente, también en Málaga rigen los principios cartesianos. Estuvieron juntos, pero no revueltos, agrupados por bloques temáticos. A la delegada de la Junta María Gámez le tocaba exponerse a las preguntas en compañía de De la Torre, pero un imprevisto en su agenda evitó la foto del morbo y el galimatías de cargos: la representante autonómica que se presentará a la alcaldía y el actual alcalde en el sillón del presidente de la Diputación que no sabe si dejará de serlo y, por lo tanto, también de presentarse. Las conjeturas se quedaron sin imagen, pero Gámez no tuvo más remedio que afrontar la pregunta de la semana, formulada por un estudiante de Periodismo. "Como ha dicho, sí, posible candidata, no me corresponde a mí, sino a lo que disponga mi partido y entonces, si sucede, opinaré como candidata", replicó.

Barthes hablaba en su ensayo sobre la lucha libre acerca de la realidad y la representación. En el Día de la Libertad de Prensa quizá no haya mejor salvífico que la inquietud de un estudiante. El código de la juventud se presume fresco, capaz de despojar de retórica al interlocutor, de dejarlo panza arriba como a Gordon Brown en un supermercado. De los políticos, el director del proyecto del Metro, Enrique Salvo Tierra, y el delegado de Obras Públicas, Enrique Benítez, fueron los más eficaces. Se revelaron en comunicadores facultados para el salto de registro, ágiles y, por momentos, didácticos. Al alcalde se le vio bien entrenado. Recordó los nombres de los estudiantes y aportó un par de detalles simpáticos: una perífrasis sobre la depuración del agua que partió de los grifos y estuvo a punto de culminar en el proceso de formación de las nubes y el guiño, afrancesado y televisivo, a un estudiante que inquería sobre las obras de Fuente Olletas. "Deme sus datos y le enviaremos toda la información sobre la inversión en la rotonda".

Contra todo pronóstico, no se habló demasiado de juventud. Los participantes anduvieron excesivamente correctos. Se echó de menos algo de frescura, de improvisación. Cuando un adolescente interpela a un banquero sobre las repercusiones de la caída de la bolsa y aporta la cifra exacta, es probable que en alguna parte sangren las bicicletas y los volúmenes de Mark Twain. Sólo el Metro, la situación de las librerías y el tándem de deportistas formado por Berni Rodríguez y María Peláez devolvió a los jóvenes a su estatura, a la curiosidad intelectual y al mismo tiempo limpia, a las fotografías de los móviles.

Con estudiantes prematuramente encorsetados, a ratos brillantes, otros con una precisión desmesurada, los asuntos que se pusieron sobre el tapete no se alejaron en exceso del discurso cotidiano de sus interlocutores. De la Torre habló de un estudio para mejorar la respuesta a los temporales, Salvo fijó en poco más de un euro el precio del billete ordinario del Metro, se discutió, en paralelo, sobre la financiación del macrohospital, se echaron balones fuera. A los representantes de los bancos, Luis de la Maza, copresidente de Cajamar, y José Manuel Domínguez, director de la secretaría técnica de Unicaja, les tocó lidiar con el toro de los últimos años, la crisis, salpicada también por los episodios de fusión más cercanos.

Salvador Pendón se convirtió en protagonista indirecto de la sesión y no precisamente por sus respuestas, a pesar de que anduvo cercano a un malentendido de proporciones monumentales. "La época de las tropelías urbanísticas fue una de las más brillantes a nivel turístico". ¿Cómo? "Quiero decir, que la industria es tan fuerte que no se vio afectada", corrigió. El interés por su futuro gobernaba en los pasillos, donde se sacaba punta a sus palabras como si fuera el misterio de Fátima. Mientras, un alumno ,Ousmane Fall, del Instituto Jardines de Puerta Oscura, campeón provincial de ortografía, saludaba en un aparte al alcalde. "Me interesa, sobre todo, la economía". Se acabó el tópico del botellón y la consola.