Publicar 1.001 fotos tiene un curro grande porque había que positivarlas todas, no es como ahora, y para sacar mil había que positivar dos o tres mil", recuerda Pepe Ponce, maestro de educación especial y fotógrafo aloreño que lleva 40 años fotografiando, por puro placer, todo lo que se mueve en Málaga. Y le queda cuerda para rato.

"Lo que me tira es hacer fotos, yo estaría 24 horas, lo que pasa es que tengo que hacer concesiones", sonríe. De hecho, muchos amigos todavía le conocen como Pepe Olimpus, por la cámara que llevó durante muchos años y que, en más de una vez ha contado que "hasta hace poco, la gente pensaba que era un apellido".

En 1990, cuando colaboraba con la desaparecida revista ´Guía del Ocio´, se le ocurrió publicar un ambicioso anuario con 1.001 fotografías de Málaga, entre el otoño de ese año y el del siguiente.

El resultado fue un libro de 500 páginas que, ahora que se cumplen dos décadas, se ha convertido en un retrato histórico certero de esa Málaga que se sumaba a los fastos de la Expo 92.

Y es que en el libro queda demostrado que Pepe no se pierde una: Feria, Semana Santa, las elecciones municipales que volvió a ganar por mayoría absoluta Pedro Aparicio, el centenario de la calle Larios, el CD Málaga de Ben Barek o las manifestaciones contra la primera Guerra del Golfo, con una pancarta en la que marcha en cabeza el teólogo José María González Ruiz.

Nada se le escapó (ni se le escapa) a Pepe Ponce. "Por las tardes, después del colegio, cogía directamente la moto y me iba donde hiciera falta y lo mismo sábados y domingos", confiesa.

Ha sido la única vez en la que pudo publicarse todo un año de trabajo de este fotógrafo todoterreno, pues como explica, ha tenido más propuestas de este tipo y ninguna volvió a cuajar. "Yo seguía mi ritmo de trabajo y cada mes sacaba un montón de fotos que luego elegían ellos (la Guía del Ocio)", cuenta. Del libro se lanzaron al mercado 5.000 ejemplares.

En esa Málaga tan bien retratada por Pepe Ponce, el bonobús costaba 330 pesetas y el viaje sencillo 75, en el PTA se había colocado la primera piedra y los malagueños podían contemplar cómo el cauce reseco del Guadalmedina se adecentaba con césped, fuentes y agua.

Además, la ciudad ´estrenaba´ las playas de la Caleta y la Malagueta por fin con arena, y en el Centro Histórico se arreglaba la plaza de Félix Sáenz y el Ayuntamiento llegaba a un acuerdo con los inquilinos de la Casa Natal de Picasso.

También se aprobó por entonces el proyecto de construcción del paseo marítimo de Poniente, en un contexto en el que la economía de Málaga crecía a un boyante 6,6%. Además, la capital estrenaba nueva estación de autobuses en el Muelle de Heredia (la misma que acaba de ser reformada) y concluían las obras de restauración de la Aduana, que habían costado 10 años de trabajo y 729 millones de pesetas (como vemos, muchas historias se repiten).

El libro. Pepe Ponce quiere compartir esta obra con los lectores de La Opinión y regalará 150 ejemplares a las personas que se acerquen al periódico (calle Granada, 42) o llamen (952 12 62 00) y se apunten en una lista, para poder recoger el ejemplar una semana más tarde.