Una de las acusadas en el caso 'Ballena Blanca' aseguró hoy que otro de los procesados, Sophiane H., supuestamente con antecedentes en Francia por tráfico de drogas, le dijo que fuera al despacho DVA, dirigido por el principal acusado en la causa, Fernando Del Valle, para recoger "algo que tenía para mí", que resultó ser tres millones de las antiguas pesetas, 18.000 euros.

Sonia R. fue la última acusada en declarar en el primer bloque que analiza las supuestas relaciones del bufete con Sophiane H., según la Fiscalía Anticorrupción, condenado en 1999 en Francia por tráfico de drogas e investigado en España por el mismo delito, quien se habría valido del entramado societario creado por Del Valle para invertir dinero de "origen ilegal", utilizando como testaferros a familiares de su entonces esposa y a sus propios hermanos.

La acusada aseguró que conoció a este acusado en la boda de él y que desde octubre de 2001 a enero de 2002 mantuvieron una relación telefónica en la que hablaban todos los días e incluso "todo el día", estando ella en París. Aseguró que sabía que éste era una persona con "mucho dinero", que le decía que su familia tenía negocios, aunque indicó que en todo ese tiempo "nunca" llegó a verle físicamente.

Explicó que le dijo que se "pasara por el despacho que tenía una cosa para mí". "No sabía nada más, no me dijo cantidad", afirmó la acusada, quien sostuvo que "no sabía nada de su vida" y que "nunca" le dio instrucciones. Además, indicó que no le sorprendió de él la cantidad de dinero, porque "es muy generoso", y apuntó que él sabía que ella quería montar su casa en Marbella.

No obstante, este acusado negó ayer conocer y haber mantenido contacto telefónico con una chica que vivía en Marbella. A este respecto, la acusada argumentó que "o no se acuerda de mí o quería protegerme, porque sabe que no tengo nada que ver con lo que está pasando" y añadió que a lo largo de la relación telefónica que mantuvieron, Sophiane H. quiso hacerle regalos, que no aceptó.

Testigos

Por otro lado, en la sesión de hoy, comenzó la prueba testifical de este bloque con la declaración de tres trabajadoras del despacho de abogados, dos de ellas hijas del principal acusado, Fernando del Valle. Las tres coincidieron en que los clientes extranjeros, sobre todo los ingleses, solían demandar realizar sus operaciones a través de sociedades, porque "les da seguridad".

Una de las hijas indicó que la mayoría de los clientes compraban inmuebles a su nombre y no a través de empresas, y que la proporción de operaciones a través de sociedades era "muy poca" en comparación con los "miles" de clientes que tenía el bufete. Aseguraron que normalmente éstos "venían con las ideas claras", por lo que "sabían lo que querían comprar y la forma" y sólo se les informaba.

Además, una de las testigos, que trabajó como jefa de uno de los departamentos de DVA, aseguró que decir que el despacho se dedicaba a construir entramados societarios es "lo más alejado de la realidad", aunque añadió que había un informe hecho por el letrado acusado sobre las ventajas del sistema de sociedades radicadas en el estado norteamericano de Delaware.

Indicaron que "nunca" oyeron que se debía ocultar la identidad de un cliente y coincidieron, igualmente, en que las dos empleadas del despacho que están acusadas eran "simples" trabajadoras y que no tenían poder de decisión. Además, las dos hijas del abogado aseguraron que se trabajaba con varios notarios, no con unos en concreto.

Las tres criticaron la forma en la que se realizó el registro del despacho, en marzo de 2005, ya que fueron "encerradas" en una habitación durante varias horas. Una de las hijas relató que fue "encañonada" y las tres afirmaron que se llevaron casi toda la documentación que había en el bufete.