Málaga cuenta desde hace dos semanas con su primer cinco estrellas, situado en el pasillo de Santa Isabel. Las complejas obras han rehabilitado como hotel de lujo de 103 habitaciones lo que fue un antiguo edificio de viviendas con fachada del siglo XIX y la desaparecida posada del Patio, de la que se ha respetado precisamente el patio y un antiguo zaguán.

¿Qué tal marchan los primeros días en el hotel?

Contentos, porque hemos encontrado muy buena recepción. Había gran expectación en Málaga capital, porque la gente quería ver un cinco estrellas y hasta ahora tenían que ir casi hasta Marbella para hacerlo. La ciudad tiene una planta hotelera magnífica, de la que puede sacar pecho, pero siempre hay un cliente que quiere una quinta estrella y Vincci está encantado de ofrecerla. Ahora tenemos que consolidarnos y dar un buen servicio.

¿Qué tipo de perfil de cliente buscan en principio?

Lo buscamos todo. Ya no hay un hotel puro de ciudad y uno puro de vacaciones. Nosotros, entre semana, tenemos más un cliente de negocio, que baja a desayunar con corbata y maletín y sale temprano, mientras que el fin de semana tiene un turismo de ocio, cultural, que encuentra en Málaga todo tipo de ofertas. Hay un abanico de clientes muy amplio. Lo que sí es cierto es que Málaga ha logrado un producto muy bueno para turismo de city break y cultura.

¿Qué destacaría de Málaga como gran atractivo a vender al cliente?

La oferta de museos ha mejorado enormemente y también la comunicación con Madrid a través del AVE. Se puede venir un fin de semana a ver el Museo Picasso, el de Artes Populares (que tenemos al lado del hotel), el de La Esperanza o el Museo del Vino. Todos ellos están en el radio de acción de nuestro hotel. Málaga es ahora un destino perfecto, que este cinco estrellas viene a completar.

Un cinco estrellas puede, de entrada, echar para atrás a algunos clientes por sus altos precios. ¿Se consideran ustedes caros?

Los precios no son muy diferentes a los de un cuatro estrellas de la ciudad, algo por encima, pero no hay una diferencia abismal. Queremos ahora consolidar el producto y, además, Málaga no es una ciudad cara, no es como Madrid o Barcelona. Los precios de los hoteles los marca la plaza. Somos asequibles y más si se nos compara con hoteles europeos, donde la relación calidad-precio es muy alta. Los precios se pueden mover entre los 130 y los 400 euros por noche dependiendo de la época. Los picos los marcan la Semana Santa, la Feria o algún congreso que colapse las plazas hoteleras de la ciudad. Es la ley de la oferta y la demanda, pero en límites muy razonables.

¿Qué objetivos se marcan a corto plazo teniendo cuenta que la coyuntura es de crisis?, ¿qué ocupación es necesaria para rentabilizar un hotel como éste?

Los proyectos hoteleros son a varios años. Puede que no sea el mejor momento para abrir, pero hay que ver el lado positivo y echarle valor a las cosas. Si arrancamos bien no hay que preocuparse porque luego vendrá lo mejor. Abrimos el pasado día 5 de mayo y en los primeros días tenemos un 30% de ocupación, que está muy bien. El objetivo medio anual debe ser estar entre el 65% y el 70%. Pero más que un nivel de ocupación, buscamos un nivel de ingresos que ajuste la inversión y el retorno. Estamos viendo, mirando también los datos del otro hotel Vincci en Málaga –el del paseo marítimo de Poniente, junto al Parque del Oeste–, que el mercado de clientes de empresa se está recuperando. Se nota más movimiento, y mayo, junio y octubre se presentan muy bien, con muchos congresos. Poco a poco debemos recuperar el nivel de hace tres o cuatro años. Y luego está el verano, que en Málaga es muy bueno.

¿Los resultados tardarán?

Sabemos que es un proyecto a medio plazo, no queremos explotar el hotel en el primer año buscando un pelotazo. La vista está puesta en el futuro, con las luces largas. El hotel ha tenido 22 millones de euros de inversión y cuenta con una plantilla de unas 50 personas. Estamos muy contentos e ilusionados, ahora el reto es llenarlo.