En 2007 el PSOE se hizo con medio centenar de alcaldías, el PP, con 17, IU, con 21 y el PA, con 7. Era el reparto inicial, que después se vio trastocado levemente por todos los movimientos políticos. El reparto de votos y el imprescindible apoyo de la coalición de izquierdas le dieron la presidencia de la Diputación Provincial a los socialistas aunque el PP se quedó a un solo escaño y con las ganas de dar batalla por ganar una institución que desde hace ya once años está en manos del PSOE. Y en esas están.
La presidencia supramunicipal se ha convertido en el preciado objeto de deseo de los dos grandes partidos: para unos, significa seguir ostentado el poder en un organismo que tiene gran predicamento en los pequeños y medianos municipios; para otros, seguir arañando cuota en el interior y hacerse con un gobierno más.
Por eso es tan importante para ambas formaciones buscar hasta el último voto en la Costa del Sol. Ese partido judicial y la demarcación de la capital suman 25 diputados, es decir, deciden prácticamente quién se lleva el sillón presidencial. En el litoral, el PSOE, a priori, lo puede tener más complicado, aunque García León en Fuengirola puede ganar puestos frente a Oña y Javier Carnero opta a revalidar la alcaldía que perdió en la moción de censura. Los socialistas gobiernan en Mijas, en Rincón y en Vélez, y el PP aspira a conservar Torremolinos, Marbella, Fuengirola… sus joyas de la corona.
En la capital, los socialistas podrían conformar este mes de junio definitivamente a la candidata oficiosa, la delegada del Gobierno andaluz, María Gámez, que se batirá en duelo a un Francisco de la Torre ya confirmado y consolidado.
En el interior, la balanza cae a favor del Partido Socialista. La comarca de Antequera es uno de sus graneros de votos, al igual que la Serranía de Ronda. El Guadalhorce también le es favorable, aunque allí el PP está afianzado en dos localidades con peso: Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande, cuyo alcalde, Juan Martín Serón, sigue imputado en un caso de corrupción urbanística.
