El 2% de la población puede tener sobredotación intelectual, pero la mayoría no lo sabe. La detección de estos casos en la escuela es muy precaria. Según estudios recientes, el colegio sólo es capaz de descubrir a uno de cada diez alumnos con altas capacidades, cuando son niños que necesitan de una educación especial para su desarrollo en todos los aspectos de su vida. Quien es superdotado y no recibe una atención específica en clase, puede ocultar sus virtudes con bajos rendimientos académicos, sencillamente porque se aburre en clase.

El equipo de orientadores del IES Politécnico Jesús Marín se ha propuesto detectar a sus alumnos superdotados. A partir del próximo curso escolar, según explica María del Carmen Máximo, una de las profesoras de apoyo del centro, realizarán test específicos a todos los estudiantes de primero de la ESO y de primero de Bachillerato. Esta evaluación será sólo el primer paso, ya que los orientadores tienen previsto elaborar materiales didácticos que servirán de complemento al curriculum de estos escolares y para enriquecer sus conocimientos en varias materias. «Los alumnos con sobredotación se aburren y se desmotivan. Se sienten como un inglés al que le obligan a aprender a hablar inglés», explica Máximo.

Un niño es superdotado cuando confluyen en él tres conjuntos de características inseparables: inteligencia, creatividad y motivación. Se da por buena así la teoría de los tres anillos, promulgada hace poco más de una década por el doctor Joseph Renzulli, uno de los mayores exponentes en la materia. Por tanto, no sólo se trata de poseer un coeficiente intelectual superior al común de los mortales. También destacan por el compromiso en la tarea que realizan y en la forma de resolver los problemas que se le plantean, «como a nadie más se le podría ocurrir hacerlo», explica Javier Madrid, de la Delegación Provincial de Educación.

«Todo el departamento quiere implicarse y muchos compañeros de otras materias también. Si todo va bien, queremos iniciar más adelante un proyecto de investigación educativa en el que participe la Universidad de Málaga», añade María del Carmen Máximo.

El IES Jesús Marín es uno de los más grandes de la provincia. Tiene seis ramas de Bachillerato: Ciencias, Tecnológico, Humanidades, Sociales, Artes y Artes Escénicas. Sin embargo, de todos los alumnos que este curso están matriculados, sólo uno llegó al centro con un diagnóstico previo del colegio donde cursó la Primaria. Los centros adscritos al Politécnico son el CEIP Domingo Lozano y el CEIP Ciudad de Popayán.

«Situaciones como ésta nos hacen pensar que es probable que tengamos más escolares en nuestro centro con altas capacidades intelectuales, y no lo sabemos», agrega. Y es que una detección precoz es fundamental.

En Bachillerato, la aceleración del curso no sería ya la solución adecuada. De ahí que sea muy importante el trabajo que van a llevar a cabo los orientadores en la elaboración del material didáctico. «Intentaremos formarnos lo mejor posible con la colaboración del CEP de Málaga», concluye Máximo.