Lidera usted un movimiento que quiere convertirse en una alternativa a Microsoft o Apple, ¿puede explicarnos su filosofía?

El software libre es el que respeta tu libertad y la solidaridad social de tu comunidad. El software privativo, en cambio, priva de libertad a sus usuarios. Los mantiene divididos, porque les impide compartir copias de ese programa, y los deja impotentes porque les impide acceder al código fuente para cambiarlo o estudiarlo. Es una colonización digital, una injusticia. Nuestra meta es reemplazar el software privativo por el libre ¿Que es imposible? Imposible es detener el flujo de petróleo en el Golfo de México. Aquí el único obstáculo es la tendencia de la gente a usar ese software privativo. Es un fenómeno social, no natural, y la clave es decidir si cambiamos las cosas.

¿No va eso contra la lógica de la propiedad intelectual?

Eso es hablar de una forma muy vaga. El término propiedad intelectual no tiene ningún sentido, no existe, hace referencia a leyes completamente diferentes. Cualquier cosa que se diga usando ese término sólo crea confusión, es una tontería. Le recuerdo que el software libre no es ilegal, no está prohibido. No nos importa lo que hagan empresas como Microsoft, nosotros escribimos programas libres, los distribuimos y así ayudamos a los usuarios, y si a Microsoft no le gusta, que se vaya al diablo.

No parece una lucha fácil.

Yo quiero libertad en mi informática, y no voy a usar programas privativos, no los tolero porque quiero vivir en libertad. Si alguien gana dinero desarrollando este software no lo hará para mí. Un negocio que se basa en privar de libertad a la gente sólo merece el fracaso. Hay cuatro libertades esenciales en el software: ejecutar el programa como quieras, estudiar el código fuente y cambiarlo, distribuir copias exactas y hacerlo de tus versiones cambiadas. Sólo así tienes el control del programa; y no al revés. Éstas son las dos opciones, una justa y la otro injusta.

Pero insisto, con esa fórmula, ¿podría haber un sector que empleara a millones de personas?

Bueno, en el sector informático todo el mundo hace uso de programas y para ellos sería mucho mejor el software libre. El desarrollo de programas es sólo una pequeña fracción del sector, e incluso en ese segmento, muchos son programas a medida para cada cliente, con lo que también podría funcionar bien en un mundo de software libre. El negocio que terminaría sería el privativo, el de las licencias de uso, y sería una buena pérdida. Nosotros tenemos la licencia GPL3, conocida también como copyleft, con la que el autor de un programa informático cede sus derechos y se asegura de que sea usado como software libre.

¿Eso supondría el fin de Microsoft, por ejemplo?

Eso es falso, puede dedicarse a otra cosa, y no a este tipo de software, pero me es igual. Microsoft y su suerte no nos interesa. Lo que hace con software privativo está mal y no debe existir. Y Microsoft es sólo un ejemplo. Apple no es tan grande, pero es más malévolo porque impide incluso que se instalen sus aplicaciones, lo que los hace pioneros en productos con esposas digitales. Apple es el enemigo público número uno, pero paga mucho para dar otra imagen. Engaña a la gente para que se sientan cool perdiendo su libertad.

¿Daría carta de libertad al fenómeno de la piratería?

Con el software libre compartir copias es legal, por eso tengo que rechazar lo negativo de su pregunta. Compartir es bueno, debe ser legal en cualquier obra publicada, lo malo no es compartir sino prohibir a la gente que se comparta ¡Abajo la SGAE! La piratería es navegar para atacar a la gente, y eso es algo muy malo. Estoy completamente en contra. Pero compartir es bueno.

¿Habría que cambiar entonces las leyes para adaptarlas?

Las leyes que prohíben compartir archivos publicados en la red son injustas y carecen de fuerza moral. Hay que adaptar la ley a la ética, y no al contrario.

¿No se cansará y se rendirá?

¿De qué serviría rendirme? No podría ganar nada, sólo tendría vergüenza, y no libertad.

¿Vencerán?

No lo sé, depende de sus lectores. Ellos tienen la influencia para decidir si quieren un software en libertad. Hagan lo que hagan, yo sí voy al mundo libre. Y deseo que me sigan.