Una mujer, de origen árabe y de en torno a 50 años de edad, entró en el Registro Civil de la capital, ubicado en la Ciudad de la Justicia, con unas tijeras que llevaba en el bolso y llegó a cortarse el pelo para protestar porque un funcionario le había impedido realizar un trámite para el que le faltaba la documentación precisa.

Tres agentes de la Guardia Civil pudieron reducir a la mujer, aunque para ello tuvieron que emplear mucha psicología dado el arma cortante que ésta portaba. El incidente, que tuvo lugar a mediados de mayo, se saldó sin ninguna denuncia, puesto que el empleado público, al que amenazó supuestamente, no quiso interponer una denuncia.

Éste es el segundo incidente similar que se conoce y que pone en evidencia, para el Sindicato de Trabajadores de la Administración de Justicia (STAJ), la falta de seguridad en los edificios judiciales de la provincia, después de que un hombre acudiera el 14 de junio pasado a un juicio de faltas en Torremolinos pertrechado con una pistola que contenía dos balas, lo que motivó incluso que el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la localidad presentara un escrito de queja a la decana de ese partido, como adelantó La Opinión de Málaga el 18 de junio.

La mujer, confirmaron las fuentes consultadas, acudió al Registro Civil de Málaga para realizar trámites referentes a un expediente para la obtención de la nacionalidad española, pero éste «se estaba tramitando en otro registro, el de Fuengirola en concreto».

Tras guardar cola, se puso a hablar con el gestor que llevaba las nacionalidades, pero no se pudo hacer el paso administrativo que demandaba porque «no tenía la documentación necesaria».

Acto seguido, indican fuentes que presenciaron los hechos, se puso muy nerviosa y comenzó a chillar, tras lo que el guardia de seguridad llamó al Instituto Armado, tres de cuyos agentes se personaron rápidamente en el lugar de los hechos. Poco después, salió la secretaria judicial de su despacho y, junto a los tres efectivos policiales, volvió al mismo acompañada por la protagonista del suceso para que ésta se tranquilizara y poder explicarle «por qué no podía hacer la gestión que requería».

Salió más tranquila, pero cuando pasó junto al funcionario que la había atendido momentos antes, y rodeada de los agentes, sacó unas tijeras del bolso y comenzó a cortarse el pelo, lo que hizo durante varios minutos sin que nadie se atreviera a reducirla dada el arma blanca que portaba. Finalmente, se encaró con el gestor y le dijo: «Ya te cogeré». «Los guardias civiles la redujeron pero les costó mucho trabajo», recalcan las fuentes.

Estos hechos, sobre los que no se han abierto diligencias, son, para el secretario del STAJ, Juan Antonio Luque, «muy preocupantes», ya que el Registro Civil de la capital «carece de escáner y de arcos detectores de metal». La mujer entró al despacho de la secretaria judicial con un arma punzante. «Ya pedimos, cuando se inauguró la Ciudad de la Justicia, que se instalara un arco de seguridad en la entrada del registro. A la vista está que no nos han hecho caso», dice.