El miedo a los daños a la salud que produce el alcohol se ha convertido en el principal freno de los jóvenes para moderar el consumo de bebidas alcohólicas. Nada menos que el 60% de los adolescentes reconocen que ésta es la principal razón que les lleva a controlar su ingesta, un aspecto que tiene una mayor incidencia entre los chicos (65,2%) que entre las chicas (57%).

Este es uno de los principales datos que se han obtenido en una encuesta realizada por la empresa Gabinete Sociológico, por encargo del área de Juventud del Ayuntamiento de Málaga. El estudio, realizado con 157 entrevistas a jóvenes de 14 a 17 años, buscaba conocer la actitud de los adolescentes ante el alcohol, revelando una materia a explotar en las campañas de concienciación ante el consumo etílico.

El concejal de Juventud, Mario Cortés, destacó que la preocupación de los adolecentes por los efectos en la salud será el eje de una nueva campaña municipal para frenar el consumo de alcohol. «Mostraremos los efectos reales de cada copa en el organismo, pero sin llegar a extremos para que sea creíble», apuntó Mario Cortés, quien adelantó que esta iniciativa se iniciará en octubre.

No obstante, ésta no es la única conclusión que se observa en el estudio, que señala que la visión del alcohol que tienen los adolescentes no es especialmente positiva y existe una alta conciencia de que es incompatible con la conducción. José Manuel López Gaona, director del estudio y responsable de la empresa Gabinete Sociológico, señala que los encuestados puntuaron con un 2,68 sobre 5 el alcohol «lo que supone un aprobado raspado».

Esto no evita que haya un alto porcentaje de jóvenes de entre 14 y 17 años que vean el alcohol como un elemento divertido para el ocio (38,2%) e incluso inocuo (9,2%), aportando una visión positiva de este elemento.

La idea de que las bebidas alcohólicas están vinculadas al ocio de los jóvenes muestra su arraigo en la encuesta, cuando más del 60% reconoce que bebe por diversión, sin apenas diferencias por sexo. Le sigue la presión de los amigos, ya que un 28,3% reconoce que bebe porque en su grupo de amigos también se hace y hay cierta necesidad de sentirse integrado.

Este apartado de motivos que incitan a los jóvenes a beber es muy amplio, aunque destaca que un 11% de los adolescentes reconoce que lo hacen porque no se lo han prohibido sus padres. «Pese a que muchos lo ven como una droga o que tiene efectos negativos en la salud, su ámbito familiar no lo tiene mal visto y eso les ayuda a beber», afirma Mario Cortés, que añade que un 15,8% reconoce que bebe en fiestas y celebraciones familiares.

El concejal de Juventud aseguró que se van a sumar a la iniciativa que tiene Bienestar Social para trabajar con los padres e intentar concienciar de los efectos negativos del alcohol en los adolescentes a los progenitores.

Diferencia entre sexos

Los motivos de los malagueños menores de 18 años para beber son muy parecidos entre los chicos y las chicas, aunque se aprecian algunas diferencias muy curiosas. Así, casi el 20% de los chicos reconoce que consume alcohol para ligar, cifra que entre las chicas es mucho más baja y se sitúa en el 8%. Por contra, un 10,5% de las niñas de entre 14 y 17 años asegura que bebe «para chulear», cifra que es prácticamente mínima entre los niños, que rondan el 1,5%.

En cuanto a los frenos para beber, ambos consideran los daños a la salud como la principal razón para no consumir alcohol, seguido del miedo a perder el control de lo que se hace, con una mayor predominancia entre los chicos (48,5%) que entre las chicas (33,7%).

El miedo a las peleas tiene un peso especial entre las niñas para frenar el consumo etílico (20,9%), no así entre los niños (9,1%).