Hay problemas que todavía no se han superado. La discriminación social es uno de ellos y algunos gitanos aún la padecen. Por ello, la fundación Secretariado Gitano lucha para alcanzar la integración en la sociedad. Se trata de conseguir que no haya distinción entre ciudadanos porque pertenezcan a una etnia u otra. Una labor compleja.

En las instalaciones de la organización Secretariado Gitano, situadas en la calle Fernando Rey, la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Empleo, firmó ayer un convenio por el que se compromete a ofrecer prácticas profesionales en los actos de la Junta celebrados en Málaga a los alumnos que forman parte de la Escuela Taller «Información y Atención Ciudadana»: veinte jóvenes que cuentan con 3.840 horas de clases teorías y prácticas. Con ello se persigue que todos los estudiantes desarrollen los conocimientos y destrezas necesarias para conseguir un puesto de trabajo como azafatas, guías o teleoperadores.

«Mediante esta escuela taller pretendemos posibilitar la capacidad de integración a través de una formación que no sólo esté dirigida a conseguir un empleo sino a construir valores», comentó Juan Carlos Lomeña, delegado de Empleo en Málaga, durante la firma del convenio.

«Hay que luchar contra la imagen que tiene la sociedad de la comunidad gitana y contra los estereotipos. La educación es la herramienta perfecta», incidió, por su parte, Juan Reyes, director territorial en Andalucía de Secretariado Gitano, que estuvo acompañado también por la delegada del Gobierno andaluz, María Gámez .

La escuela taller ofrece seis meses de aprendizaje que se complementan con un contrato de formación de un año y medio en el que los alumnos perciben 474 euros. Con el convenio suscrito los jóvenes formados en estos talleres pueden conseguir también un puesto de trabajo en la Junta de Andalucía durante el periodo de aprendizaje.

Mariana es una de las alumnas que reciben la formación de esta escuela taller. Tiene 20 años y su objetivo es claro, conseguir un trabajo relacionado con la formación que ha recibido.

«Cuando entramos en una empresa y ven como trabajamos ya saben como somos y no hay ningún tipo de discriminación. Al principio sí puede haber algún tipo de problema, pero se supera con el trabajo que realizamos día a día», asegura Mariana.

Esta escuela taller está en funcionamiento a través de una subvención de más de medio millón de euros (542.326 ) concedida por la Consejería de Empleo.

Dos años de educación tutelada por un equipo de cinco personas que enseña conocimientos para atender al público, pero que busca formar ciudadanos.