La operación salida no fue el único estímulo de ayer para la industria turística. La naviera Royal Caribbean atracó en el Puerto de Málaga acompañada de uno de sus buque más voluminosos, el Adventure of the Seas, que ha elegido a la Costa del Sol como punto de llegada y partida de una de sus rutas del Mediterráneo.

La embarcación, que consta de más de trescientos metros de eslora, puso a prueba ayer la capacidad de respuesta del Muelle 1, que fue construido con el objetivo de granjearse la confianza de las embarcaciones de mayores dimensiones. El crucero transporta a 3.500 pasajeros, que embarcaron ayer en Málaga, donde regresarán la próxima semana después de cumplir con las escalas previstas en Cerdeña, Roma, Córcega y Mallorca. Será el segundo de los veinticuatro pasajes desde la Costa del Sol programados por la naviera para esta ruta, que se prolongará hasta noviembre.

La llega del Adventure of the Seas está íntimamente relacionada con la remodelación de las instalaciones de Málaga, que ya disponen de los medios técnicos suficientes para servir de base de operaciones a las compañías. Los beneficios, según reseñaron fuentes de la Autoridad Portuaria, se multiplican si se tienen en cuenta las costumbres de los pasajeros, que suelen desplazarse a la Costa del Sol con anterioridad a la salida de los cruceros. En lo que respecta al pasaje de ayer, informaron las mismas fuentes, la mitad de los pasajeros eran españoles. El resto se divide entre británicos, alemanes y portugueses.

Los desplazamientos del Adventure of the Seas servirán para mejorar las cifras de cruceristas del mes de julio, que hasta ahora, resultaban muy inferiores a las de otras temporadas del año, caso del otoño.

Durante la llegada del buque, el director de ventas de Royal Caribbean en España, Emmanuel Joly, puso de relieve el compromiso de la naviera con Málaga, «donde es la única que embarca y desembarca a más de 3.000 pasajeros en cada salida generando un importante beneficio directo para la región».