Un proyecto financiado por la Unión Europea analiza los posibles obstáculos en la implantación de vehículos eléctricos con el objetivo de lleguen al mercado, sean absorbidos por el sistema productivo y por la sociedad.

Así lo ha manifestado hoy el director de Secretariado de Investigación de la Universidad de Málaga, Víctor Muñoz, durante la rueda de prensa en la que se ha presentado el proyecto "Power E-Mob Acelerator", que cuenta con un presupuesto de 425.000 euros, de los que un 75 por ciento están financiados por la Unión Europea.

La cuantía restante le corresponde a los cinco socios que componen la iniciativa y que son Holanda, Suecia, Reino Unido, España y Polonia, representados a través de instituciones públicas.

La participación española se realiza a través del Ayuntamiento de Málaga y de la Universidad de esta ciudad, quienes organizarán conferencias y reuniones donde detectar problemas en la implantación de los coches eléctricos para ponerlos en común con el resto de socios y buscar una solución global a finales de 2011.

Este proyecto investigará los usos y costumbres de las personas para que se pueda pasar del vehículo convencional al eléctrico "sin modificar los estilos de vida" y se tratará de fomentar su uso por las administraciones públicas para que sirvan de ejemplo a la sociedad, ha manifestado Muñoz.

Según ha declarado a Efe el investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la Universidad de Málaga Jesús Fernández Lozano, a los encuentros asistirán principalmente instituciones, así como empresas eléctricas y de automoción.

Se ha detectado también un interés de compañías turísticas por integrar en su oferta de alquiler estos vehículos que funcionan mediante motores eléctricos propulsados por batería y de otras empresas con grandes flotas porque aunque su precio ronda los 30.000 euros por unidad "el coste por kilómetro resulta más económico".

Además del precio, las dificultades detectadas hasta el momento son la escasez de infraestructuras para recargar las baterías, la falta de comercialización por los fabricantes y el almacenaje de la energía ya que las baterías son pesadas, tardan en cargarse y tienen una vida útil de tres o cuatro años.

Entre las ventajas, el concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Málaga, Juan Ramón Casero, ha destacado la disminución de carbono a la atmósfera con la utilización de este tipo de vehículos que prevé incluir en la flota de autobuses de la Empresa Municipal de Transporte (EMT) a largo plazo.