A primera vista puede parecer que la Virgen Macarena de Sevilla se encuentra estos días en Málaga en un gesto sin precedentes del mundo cofrade vecino, pero se trata de una copia, realizada por el imaginero malagueño Juan Manuel García Palomo.

Y lo más curioso es que la talla viajará en breve en avión hasta las afueras de Buenos Aires, en la diócesis de Zárate-Campana.

Se trata de un encargo de la asociación pública de fieles Misioneros de la Esperanza (MIES), que conservan la talla en la nueva sede que inauguraron en 2007 en Málaga, en la Calzada de la Trinidad.

La vida del fundador de esta asociación, fallecido en 2005, da muchas pistas sobre la advocación de la talla. El padre Ernesto Wilson nació en Sevilla en 1929 pero a los tres años marchó a Málaga. Su madre le inculcó la devoción por la Macarena, que se convirtió en patrona de los MIES, que tienen su sede central en Málaga.

Así que no debe extrañar que la Virgen sevillana, tallada por el artista malagueño, viaje al extrarradio de Buenos Aires, donde ocupará una capilla junto a una granja escuela educacional de los Misioneros de la Esperanza. Esta misión lleva unos ocho meses funcionando y, de hecho, cada sede que esta asociación de fieles abre por el mundo, ya sea en Paraguay, en Ecuador o la próxima que abrirán en el Chad, cuenta o contará con una Macarena, informa Toni, un joven laico.

Ayer mismo contemplaba la imagen el padre Manuel Gámez, compañero de seminario del padre Wilson. «Es una copia muy fiel a la Macarena y el perfil está muy logrado», resalta.

Juan Manuel García Palomo cuenta que recibió el encargo una semana antes de Semana Santa. «Yo tenía unas pocas fotos de la Macarena pero ellos me dieron un montón, el 90 por ciento del material es de ellos», resalta.

Así, con fotografías tomadas de todos los ángulos, el imaginero malagueño fue haciendo una primera copia en barro, pero luego el proceso tuvo una particularidad: «Después de modelar la copia en barro, una vez la tuve terminada la volví a copiar en madera, pero sin mirar el barro. Fue como una segunda copia», explica.

La cabeza de la talla es de cedro, igual que las manos; el cuerpo es de madera de pino y la parte inferior (la «devanadera»), también de madera de pino.

Como confiesa el imaginero, la copia de una talla es un trabajo mucho más duro del que requiere una obra basada en la inspiración del artista. «La copia siempre es un trabajo más penoso porque no estás creando nada y además he querido dejar el menor toque mío posible, sólo hacer la Macarena».

Juan Manuel García Palomo señala que lo más complicado ha sido el pintar la talla, con detalles tan importantes como las cejas, que en esta obra escultórica van «en dirección contraria» a las cejas naturales. El arqueamiento exacto de las cejas y también los ojos, con la misma «milimétrica separación» que caracteriza la mirada de la Virgen sevillana ha sido también tarea lenta.

Para el imaginero malagueño, es también un placer trabajar con una congregación cuyo fundador era también un artista: Junto a la talla de la Macarena se encuentra un Resucitado tallado por el padre Wilson hacia 1977. «Como escultor tiene mérito porque no aprende en ningún sitio». Sevilla y Málaga se dan la mano en esta obra y en esta congregación. La Macarena marchará a la Argentina salida de manos malagueñas.