Álvaro Naranjo, que ha intervenido en un curso de verano de la Universidad de Málaga sobre la conciencia plena, ha explicado a los periodistas que, cuando una persona está bien, entra en un estado de "armonía y equilibro", y cuando se es "feliz", "el corazón y sistema inmune también lo están".

"El cuerpo es un reflejo de las experiencias, es el tiempo condensado de toda la vida y hace que cada vez que se viva algo, en el acto, haya una serie de cambios en el sistema inmune, que responde de forma automática y que le llega a todo el organismo", ha asegurado.

Ha mencionado que el sistema inmunológico es un "sistema particular" que permite hacer una "especie" de enlace entre aquellas cosas que se pueden vivir, las emociones, sentimientos, pensamientos y después ver cómo eso se traduce en la fisiología.

"Lo más importante es cómo nosotros tenemos la llave para poder modular nuestro sistema inmune, del que depende nuestro estado de salud y enfermedad", ha añadido.

Por su parte, el catedrático de la Universidad de Málaga Pedro Fernández-Llebrez ha declarado que las personas son más responsables de lo que creen de su propio bienestar y que "confían" en fármacos, segundas personas o circunstancias exteriores, cuando "muchas veces" depende de ellas mismas.

"Tenemos que darnos cuenta de que un ambiente propicio tanto exterior como interior es muy importante para la felicidad, para la supervivencia y para la salud físico-psíquica humana", ha afirmado.

En cuanto a la forma de tomarse la vida, Fernández-Llebrez ha explicado que una persona se puede morir de pena "literalmente" o puede vivir de alegría, y por ello los optimistas tienen "muchas más cartas" para vivir una vida más larga y sana.