El plan del Puerto de Málaga ha vuelto a encallar esta semana. Veintitrés días después de presentarse oficialmente la propuesta de modificación del plan especial, que haría posible la construcción de un edificio cultural en la esquina de los muelles 1 y 2, el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Linde, ha decidido retirar la propuesta, retomar el plan vigente, el de 2004, y no volver a negociar más con el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre.

La presentación del proyecto el pasado mes era el resultado de un largo proceso que ha durado un año y medio. Durante este tiempo, la Autoridad Portuaria se ha reunido cinco veces con el alcalde; tres con el presidente de Unicaja, la entidad que aspira a hacerse con la gestión del espacio cultural, y una con su director general; ha mantenido siete encuentros técnicos con funcionarios de Urbanismo del Consistorio de la capital; dos reuniones conjuntas con la empresa, Unicaja y el Ayuntamiento y varios encuentros con los directores de los medios de comunicación. Todo en balde.

El manifiesto de un grupo de unas 40 personas del tejido cultural, social y económico de la ciudad en contra de cambiar el plan especial y de que se eleve en altura el edificio cultural parece haber sido la clave para que el alcalde decidiera abrir un «periodo de reflexión» sobre un asunto ya cerrado. Ésta ha sido la causa del enfado de Linde, que acusó al regidor de haber hecho «saltar por los aires» todo el trabajo realizado para llegar a un acuerdo.

El fracaso de esta modificación ha vuelto a encender un tema que acumula ya años de debate, discusiones, acuerdos fallidos y proyectos que han terminado en la basura. El de esta semana no ha sido el único vaivén que ha sufrido el asunto. Es más, los cambios de postura y el baile de propuestas no son nuevos en el debate sobre el Puerto. La modificación frustrada se une a otros seis proyectos fallidos que se han sucedido entre la aprobación del primero en 1998 y el plan vigente de 2004, aunque de integrar el Puerto en la ciudad se empezó a hablar antes, allá por los años ochenta.

Inicio de la tramitación

Uno de los primeros proyectos elaborados por la Autoridad Portuaria fue presentado en abril del año 2000 y proponía un gran edificio comercial especializado en música, cine y libros en la entrada del Puerto.

Al año siguiente, otra propuesta daba un uso comercial a la llamada esquina de oro entre los muelles 1 y 2, un lugar atractivo comercialmente. Planeaba una plaza circular rodeada con 7.000 metros cuadrados de tienda.

Linde presentó el proyecto supuestamente definitivo el sábado 17 de noviembre de 2001. Éste fue el primer encontronazo serio a cuentas del plan especial del Puerto. El objeto del debate fue un multicine que estaba situado en el muelle 2, con 19 metros de altura, y que iría paralelo al Paseo de los Curas. El diseño respondía al proyecto de la compañía británica Chelverton Properties, la empresa concesionaria de las obras. Las discusiones giraron entonces en torno al tamaño, que ejercía de barrera para el tránsito peatonal. Pero también se debatió la necesidad de que hubiese un multicine en las instalaciones portuarias.

La propuesta levantó un gran revuelo en la ciudad y ciudadanos y entidades de todo tipo mostraron su rechazo absoluto al proyecto. Algo parecido, quizás, a lo que ha ocurrido ahora a raíz de la intención de ubicar un supermeracado en la esquina de los muelles 1 y 2. Nada nuevo.

Ante las numerosas posturas contrarias y el bloqueo de las negociaciones, a finales de 2002 se convoca un concurso para escoger un nuevo diseño del muelle 2. Lo gana el equipo del arquitecto Jerónimo Junquera, que propone, entre otras cosas, convertir el muelle 2 en un gran palmeral de uso público y no lucrativo.

El empujón definitivo se produjo el Martes Santo de 2004. De la Torre y Linde firmaron un acuerdo que aseguraba la viabilidad del plan especial. Se eliminan todos los edificios que puedan suponer un obstáculo visual. Además, se prescinde del polémico multicine y se crea un espacio público de uso cultural en la esquina de oro, que se queda al nivel del Paseo de la Farola. También se elimina el gimnasio que se quería colocar junto a la Farola y se controla el número de metros para uso lucrativo. La clave está en la financiación por parte de la Junta de Andalucía de la remodelación del muelle 2, donde se ubica el palmeral.

Según el Colegio de Arquitectos, el gran error de 2004 fue pensar que el consenso para abordar el plan tenía que ser alcanzado entre el Puerto y el Ayuntamiento, cuando el acuerdo tiene que ser con la ciudadanía. Además, según el decano del colectivo, Antonio Vargas, el plan se consensuó en falso. «Parece que no se lo creyeron y lo aprobaron pensando que ya lo cambiarían», dice.

La compañía británica dijo adiós al final y la explotación del muelle 1 se adjudicó a la empresa Udisa. Esta firma quebró y la Unión de Iniciativas Marina de la Farola se hizo con el proyecto.

Hasta aquí todo bien, pero el debate se vuelve a abrir con una nueva propuesta de modificación puntual de elementos del plan especial que pretendía rescatar la superficie cultural del sótano para ubicarla a nivel de muelle y en un volumen creado sobre la esquina que superaría la cota del Paseo de la Farola. Además, la empresa concesionaria de los trabajos anuncia la instalación de un supermercado en la superficie destinada a uso comercial.

Esta semana se ha conocido que la modificación no se llevará a cabo y se une así a la larga lista de proyectos que han intentado modificar el diseño de esta infraestructura sin éxito.

La promotora deberá continuar los trabajos y seguir con el proyecto de acuerdo al plan de 2004, por ahora, el último que consiguió la difícil tarea de poner de acuerdo a todas las partes.