Jose Ramón Moreno Pérez es director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Málaga y del curso Cuatro escenarios para habitabilidad contemporáneas: turismo, comunicación, sostenibilidad y patrimonio, que se desarrolla en el Real Convento de Santiago (San Francisco) de Vélez Málaga. El objetivo de este curso es analizar la ciudad actual y la sociedad que produce, haciendo hincapié en los cambios que se producen en nuestros modos de vida.

¿Cómo influyen los cuatro factores a los que hace referencia el curso en nuestro modo de vida actual?

El concepto de la habitabilidad es muy amplio y por eso hemos intentado introducir los escenarios más relevantes que influyen en ella. Es el caso del turismo que recorre la movilidad y el ocio, que recrea modos de vida alternativos. La comunicación es fundamental a la hora de imaginar y plantear cada uno como queremos vivir. El patrimonio nos da escenarios del pasado que son muy interesantes de integrarlos. Y el gran reto es la ecología, la sostenibilidad, ya que limita nuestro modo de vida: el reciclaje, el consumo... y es uno de los grandes protagonistas, una limitación que nos pide el planeta. Si la arquitectura ha dominado el discurso de la primera parte del siglo XX y una parte de la segunda, ahora es la ecología la que lleva la voz cantante y la arquitectura se integra dentro de ella.

La Axarquía presenta un carácter peculiar en su crecimiento y forma de desarrollo urbanístico...

Partiendo de su propia historia y por su situación privilegiada, la Axarquía se ha visto influida por la tensión del crecimiento en ocupaciones de viviendas y capital financiero. Pero esto puede tener aún una solución. La ocupación agrícola ha dibujado un paisaje que había que proteger y que se ha protegido muy poco, desgraciadamente.

¿Está cambiando el modo de vida en estos últimos años en la provincia?

Málaga, en ese sentido, es un laboratorio pionero en el estudio de las formas de vida, ya que tiene ciudadanos procedentes de distintos países de Europa que fijan su residencia aquí. Se produce una hibridación de culturas y desaparecen los prejuicios respecto a la manera de vivir de los propios andaluces.

¿Cómo se percibe esa fusión de culturas?

Es anecdótico, y lo pongo de ejemplo, que en el paseo marítimo de Torre del Mar, veía a personas españolas comiendo patatas asadas, en puestos de venta. Esta es una tradición que trajeron directamente los alemanes. Se nota muchísimo en la moda, en la gastronomía, en la forma de organizar el tiempo...