La sociedad necesita médicos y los alumnos, con más o menos vocación, a sabiendas de las importantes salidas laborales que presenta esta titulación, optan por estudiar esta carrera. Un año sí y otro también, Medicina es la carrera más demandada en la Universidad de Málaga y la que tiene la nota de acceso más alta. Este año, el último que ha logrado una plaza en la primera preinscripción tiene un 12,23 —este año la puntuación es sobre 14, debido al nuevo modelo de Selectividad—. Son tantos los aspirantes a médico sólo para entrar en la UMA, que hay más de 5.400 estudiantes que tendrán que esperar a la segunda adjudicación o desistir y elegir otra carrera.

La facultad malagueña ofrece 170 plazas y sólo podrán ingresar los mejores 170 estudiantes que se han preinscrito para matricularse en esta carrera. Es probable que baje y se pueda efectuar una segunda adjudicación de plazas. Es la esperanza que tienen, al menos, los que se han quedado con la miel en los labios, los primeros de esta larguísima lista de espera.

¿Pero por qué cada año se repite la historia y son tantos los que quieren estudiar para médico, si es una carrera difícil y, seguramente, la más larga? Ésa es la gran pregunta. El vicerrector de Estudiantes de la UMA, Juan Antonio Perles, alude a la gran demanda social de facultativos. Puede que sea por eso, por las importantes expectativas profesionales y grandes salidas laborales que presenta la titulación, por lo que tantos alumnos quieran estudiarla.

Muchos, indiscutiblemente, también lo harán por vocación. El presidente del Colegio de Médicos de Málaga, Juan José Sánchez Luque, señala este motivo como el factor determinante. «Ser médico es un lujo y es una profesión en la que la vocación está muy presente, tanto para estudiarla como para ejercerla. Pero también hay que saber que ser médico conlleva una enorme responsabilidad. A uno le cuesta mucho quitarse la bata blanca durante las 24 horas del día», explica.

«En la adolescencia, cuando muchos jóvenes comienzan a plantearse su futuro, hay quienes se sienten identificados con los médicos porque es una profesión cercana», añade.

Sánchez Luque recuerda cómo en la década de los años 80 se produjo un gran paro médico. Los facultativos tenían grandes dificultades para encontrar trabajo. Ahora ocurre lo contrario. La profesión tiene grandes salidas. «Tienen un amplio abanico donde elegir, porque las especialidades son muy diversas», señala. Además, los médicos españoles gozan de un gran prestigio en el extranjero, y son muy demandados.

Sin embargo, el presidente del Colegio de Médicos considera que hay que ser muy cautos a la hora de plantearse un aumento en los números clausus. «Soy de la generación del gran paro médico y creo que es necesario equilibrar muy bien el mercado laboral», insiste. La edad media de varias especialidades es alta y estos médicos están al filo de la jubilación. Los que trabajan en el sector público lo hacen con 65 años.

Sánchez Luque reivindica que se prolongue esta edad hasta los 70 años y que, del mismo modo, se transforme el complemento de exclusividad que ahora mismo cobran los médicos que sólo trabajan para el SAS, para que se pueda compaginar el trabajo en la sanidad pública y en la privada.

Once años estudiando

Quien este curso comience a estudiar Medicina es muy probable que no pueda empezar a ejercer hasta que pasen, por lo menos, once años. Seis de carrera, el MIR y cuatro o cinco de especialidad. Los estudiantes de hoy serán los que sustituyan a los médicos que se jubilen dentro de una década. La previsión de necesidades se hace, por tanto, a largo plazo.

Nuria Heredia se acaba de matricular en Medicina. «Dicen que tienes que tener vocación desde pequeña, pero lo cierto es que yo lo decidí hace dos meses, pero no creo que por eso vaya a ser peor médico», asegura.

Considera que se trata de una de las carreras más completas. Su nota media después de hacer la Selectividad es brillante: 13,25. ¿Ha tenido algo que ver su expediente en su elección? «La verdad es que no, aunque muchos de mis compañeros me decían que con esa nota merecía la pena estudiar un grado que exigiera una nota de corte alta». Quiere ser pediatra, porque siempre le han gustado los niños. «Espero seguir madurando durante estos seis años y que me gusten todas las asignaturas», concluye.

El decano de la facultad de Medicina, Alfredo Blanes, coincide en que se trata de una carrera vocacional, aunque matiza: «Cuando hay tantos alumnos que quieren estudiarla, es muy probable que muchos lo hagan por otras motivaciones». Blanes tiene una explicación para la elevada nota de corte: hace unos años se logró limitar el número de plazas.

Aún así, en los últimos cinco años se ha pasado de 135 a los actuales 170 puestos, por un acuerdo, para atender la gran demanda y esa necesidad que la sociedad tiene de médicos. «Pero no podemos hablar en términos absolutos. Médicos no faltan, sí en determinadas especialidades como pediatras, radiólogos o anestesistas».

En todo caso, las plazas están en consonancia con las plazas MIR que cada año ofrece el Ministerio de Sanidad, aunque en los últimos años se ha producido una avalancha de facultativos extracomunitarios que ahora se quiere limitar. «Se ha dado el caso de que se presentaban el doble de candidatos que puestos disponibles», dice el decano.