Un hombre de unos 38 años al frente de una empresa con un media de 15,6 trabajadores. Ése es el perfil del joven empresario según la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Málaga, que ha recopilado los datos de sus socios para actualizar su perfil.

El 76 por ciento de las empresas asociadas a AJE Málaga están dirigidas por hombres, frente a un 24 por ciento que están dirigidas por mujeres. La media de edad se sitúa en los 38 años, una realidad que, según la asociación, puede resultar «muy llamativa» en un principio pero que achacan a que cuentan ya con más de 15 años de experiencia y son muchos «los que siguen en el barco» después de este tiempo.

Por otra parte, y aunque la media de empleados de las empresas asociadas es de 15,6, aseguran que existe una veintena de negocios que cuentan con plantillas de más de un centenar de empleados. No obstante, el 58 por ciento de las empresas de AJE Málaga dispone de 5 o menos trabajadores, por lo que este tipo de compañías es el más común en la provincia.

La apuesta por las nuevas tecnologías es una constante en los socios de la organización. Las empresas dedicadas a la informática y las telecomunicaciones forman el grupo más numeroso, un 12,07 por ciento del total, seguido de las de publicidad, márketing, comunicación y diseño, un 10,88 por ciento. Por detrás pero muy cerca se sitúan las consultorías (8,84 por ciento), el comercio (8,67 por ciento) y la hostelería (7,31 por ciento).

Una empresa en 8 pasos

Cualquier persona que quiera poner en marcha una empresa debe tener en cuenta ocho puntos básicos. Lo primero es tener una idea: hay que decidir el nombre de la compañía, su misión y su ventaja competitiva. Luego es necesario definir el mercado. Esto es, ver el entorno, la demanda, los clientes, la competencia y los proveedores.

El tercer paso es la oferta: decidir cuál va a ser el producto, su precio, la distribución y la promoción. Le sigue el diseño de un plan de márketing que incluya los objetivos perseguidos.

Tras este punto, hay que preguntarse cómo, cuánto, cuándo y dónde se va a producir y prestar los servicios. Se trata de elaborar el plan de producción.

Luego hay que decidir los recursos humanos con los que vamos a contar y cuáles van a ser sus funciones. El séptimo paso es el dinero y se divide en tres etapas: inversión inicial, financiación y previsión de gastos e ingreso. Por último, estudiar los aspectos legales.