Pocos congresos pueden presumir de haber despertado tanta curiosidad en Málaga como el que arrancó ayer en el Palacio de Ferias con la presencia de un Premio Nobel y algunos de los científicos y filósofos más conocidos del star-system de la cultura. El Ser Creativo, el conciliábulo de Mentes Brillantes, ha calado hondo en los mentideros de la provincia, un poco por el renombre de sus participantes, pero también por el precio abultado de la entrada, que sobrepasa impúdicamente el sueldo de un mileurista. Una tarifa que justificaría la resurrección de Michel de Montaigne para batirse en duelo con Baltasar de Castiglione, pero que la organización, formada por un conglomerado de entidades entre las que sobresale IBM y Google, seguramente ampara en el espectáculo y la parafernalia de la puesta en escena.

El Ser Creativo repite el modelo que tanto éxito ha reportado a su referente, la Ciudad de las Ideas, que cuenta ya con varias ediciones en Puebla (México). Su retórica se fundamenta en el espectáculo, con los conferenciantes dispuestos en un escenario central rodeado de pantallas y dirigiéndose al público al más puro estilo de la nueva comedia norteamericana. Unos ardides propios de los conciertos de rock y de los combates de boxeo que pretende convertir el conocimiento en un show sin que eso suponga su banalización, aunque tampoco su acepción sublime. El formato de El Ser Creativo está hecho para no aburrir al público. Las intervenciones no superan los 21 minutos, el tiempo considerado límite para que el cerebro no desconecte del asunto, según reza el lema del congreso, aunque, eso sí, se suceden de tres es tres, lo que deja en franca desventaja al que cierra la terna de cada uno de los bloques temáticos en los que se divide el programa.

La primera conferencia del ciclo, que se prolongará hasta el sábado, no tuvo ningún problema en mantener las constantes vitales de los privilegiados asistentes. El congreso quiso abrir con su participante más mediático, Eduardo Punset que, en su afán divulgativo, tiene mucho que ver con las maneras testarudamente pedagógicas en las que se desempeña El Ser Creativo. El prolífico escritor y ex ministro hizo lo que mejor sabe hacer, divulgar conocimiento, y lo hizo con una intervención acerca de la ciencia y su valor en unas sociedades acostumbradas a atender a intereses más rudos y tangibles. El problema del mundo –precisó– no es tanto de falta de recursos, como se dice tantas veces, sino de falta de conocimiento, de más tecnología y de más inteligencia. El carisma y el talento comunicativo de Punset no pasó inadvertido. Se le vio, incluso, debajo de los focos, a pie de pista, enredado en una interminable firma de autógrafos. Daba la impresión de estar en el Bernabeú, aunque con protagonistas de mayor enjundia cerebral que la de Sergio Ramos y compañía.

El director de Redes compartió escenario Mario Molina, Premio Nobel de Química y asesor de Obama, que pronunció un discurso excepcionalmente bien trabado sobre el cambio climático. El mexicano no es de los que se pliegan a sus jefes y no tuvo reparos en criticar la ambivalente política ambiental de Estados Unidos. Propuso, incluso, que los países con mayor índice de emisión de gases con efecto invernadero asuman los costes económicos de sus excesos.

El primer trío de ponentes fue clausurado por la antropóloga Helen Fisher, que expuso, de nuevo, su taxonomía conductista sobre la personalidad, ligando el carácter de Obama con los atributos de la curiosidad y el de Colin Powell con el de la convicción cerril y la confianza en uno mismo. A la primera tanda de participantes les siguió el climatólogo Pablo Herreros, que trazó semejanzas entre los primates y el hombre y una nueva terna integrada por el doctor e investigador Mario Ayuso, la activista hindú Vandana Shiva y el filósofo José Antonio Marina, al que la dirección del ciclo, sin que se sepa todavía muy bien por qué, insiste en asociarlo con la fenomenología.

Después del debate del mediodía, moderado por Manuel Campos Vidal, los conferenciantes matutinos dejaron su sitio a Robert Richards, ingeniero aeroespacial, Joaquín Ayuso, cofundador de Tuenti, el prestigioso físico Michio Kaku, padre de la Teoría de las Supercuerdas y el gerontólogo de la Universidad de Cambridge, Aubrey de Grey, quien no dudó en pronosticar un aumento de la esperanza de vida para las generaciones que disfruten del camino emprendido en los últimos años por la medicina, que podrán perseverar en el mundo, si se atreven, «mil años o más».

A pesar de su desorbitado precio, no se puede negar que el ciclo no haya cuidado los detalles. El esquema se repite los tres días e incluye debates y preguntas para los ponentes por parte del público. La plétora de nombres que resta por subirse al escenario no es nada despreciable. En la jornada de hoy, estarán, entre otros, el Nobel de la Paz Jody Williams, Ingrid Mattson, presidenta de la Sociedad Islámica Norteamericana y el antropólogo Allan Pease. El último día tampoco anda desprovisto de referencias con el concurso de Wang Xiaoping y el dandy y controvertido filósofo y escritor francés Bernard Henri-Lévy. La reventa, sin embargo, no está garantizada.