La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a dieciocho meses de cárcel a un agente del Cuerpo Nacional de Policía por conspirar, junto a otros cinco hombres, para tratar de raptar a una mujer, lo que no consiguieron al abortar los investigadores la operación.

El agente ha sido sentenciado a diez meses de cárcel por el delito de conspiración para la detención ilegal y a otros ocho por un ilícito continuado de revelación de secretos. También ha sido suspendido un año y medio en sus funciones, y deberá pagar una multa de 540 euros.

Sus compinches han sido sentenciados a un año por el delito de conspiración. El móvil del rapto, según fuentes judiciales, pudo ser que el cabecilla estaba enamorado de la chica que pretendía secuestrar para llevársela a un chalé de Alhaurín de la Torre.

Según consta en el apartado de hechos probados de la sentencia, el policía nacional le proporcionó a su conocido J. R. P. datos íntimos de varias personas durante octubre y noviembre de 2005, lo que constituye el delito de revelación de secretos. Esto lo hacía accediendo, gracias a su condición de agente de la ley, a la base de datos de la Dirección General de la Policía, explica la Sala.

En el mismo mes, J. R. P., tras haber obtenido la matrícula del coche y la fotografía de una mujer a través del policía, «planeó su secuestro, elaborando un plan con la finalidad de privarle de su libertad de deambulación». Para ello se concierta con otras dos personas, de forma que el agente y otro «tendrán la misión de aparentar su supuesta detención haciéndose pasar por policías tras exhibir la correspondiente placa». Después, debían meterla en un coche y llevarla hasta una casa de la urbanización El Lagar, en Alhaurín de la Torre, supervisando J. R. P. la operación.

Así, quedaron a las 8.00 horas del 17 de noviembre en Martiricos el funcionario, el cabecilla y J. M., con otras personas no identificadas, de forma que unos vigilarían a la víctima y transmitirían la información al jefe del grupo, pero el policía no se presentó.

Lo mismo ocurrió a las 7.40 del día 24 de noviembre de 2005, aunque esta vez era J. A. E. quien suministraba la información al líder de la pequeña banda, quien le indicó que, pese a que no se presentase el agente, arrestara a la mujer, a lo que éste se negó.

El 30 de noviembre volvieron a citarse en el mismo sitio, aunque sin contar con el policía, quien tenía conocimiento del plan. Quedaron esta vez con otros dos nuevos compinches, también acusados: J. G. L. y J. J. S. C., «ampliando esa detención a los hijos menores de la mujer», para lo que eligieron el momento en el que ésta los llevaba al colegio. A las 7.00 horas, iniciaron la vigilancia de la chica, provistos los nuevos ayudantes de un revólver de fogueo, de una cartera con una placa, de un cuchillo, de grilletes y de las llaves de la casa.

Sin embargo, «no lograron su propósito», ya que la víctima no abandonó la casa al ser avisada por la policía de los planes. De forma que los cuatro participantes fueron detenidos cerca de donde vivía la joven. Todos ellos aceptaron los hechos y las penas propuestas.

La Sala afirma que el juicio se ha retrasado sin justificación alguna.