El 10% de la ciudadanía europea y española tiene alguna discapacidad. Además, la población envejece, lo que ofrece como consecuencia un gran número de turistas con necesidades especiales. El futuro en la oferta de ocio pasa por profesionales formados que conozcan los requerimientos del colectivo. Una oportunidad de negocio que debe ir unida indiscutiblemente a la calidad.

Los alumnos del Centro Andaluz de Formación Integral de las Industrias del Ocio (CIOMijas), especializado como su nombre indica en la formación de profesional de las empresas del sector turístico y del ocio, ha incluido en todos sus cursos el novedoso módulo de atención al turista con necesidades especiales.

Sala, gestión hotelera, recepción, gobernante de hotel, gestión de campos de golf, mantenimiento de instalaciones, organización de congresos y eventos, jefe de economato y bodega, pastelería y panadería, recepcionista... Más de 200 alumnos han recibido ya esta formación específica teórica y práctica de la mano de dos autónomas, Mariana Molina y Macarena Asenjo, que ante las carencias que observaban en el sector en esta materia elaboraron un proyecto «novedoso» en España que incluye, por ejemplo, una iniciación al lenguaje de signos especializado en turismo.

Hace ya tres años que imparten estos módulos y están comenzando a expandirse incluso a otros países. De hecho, Macarena se encuentra en París donde pronto esperan comenzará a impartir estas nociones.

Para Mariana los alumnos del CIOMijas cuentan con el valor añadido de esta formación, lo que les garantiza el éxito en este campo. «No se trata sólo de perder el miedo; saber cual es el trato adecuado, que nunca pasa por la sobreprotección; sino que además hacemos que se pongan en la piel de estas personas con discapacidad y les ofrecemos formación específica relativa a su profesión», comenta a este periódico.

Lenguaje de signos especializado en turismo, la legislación relacionada con el turismo accesible, saber emplear el vocabulario adecuado y desterrar términos como minusválido. «Conocer que las barreras físicas existen, aprender a solventarlas pero, sobre todo, superar las mentales de forma que el ocio y tiempo libre se dé en igualdad de condiciones», indica.

Los alumnos se ponen además en la piel de una persona con una discapacidad sensorial o física y realizan rutas con los ojos tapados y bastones o sillas de ruedas para comprobar que un pequeño resalte de 15 centímetros puede ser infranqueable en silla de ruedas.

Intentar sentarnos cuando hablamos con una persona en silla de ruedas para estar a su altura, saber organizar un salón de restauración para que todo sea accesible para el personal de sala; prever la accesibilidad en un evento para los organizadores de congresos; o conocer el reglamento del golf adaptado para el futuro gestor de un campo de golf son algunas de las nociones específicas que se reciben en este módulo de 25 horas.

«Sobre todo es fundamental adelantarse a las situaciones, conocer en un congreso las necesidades especiales que van a tener los asistentes, o incluso alimenticias. Hay que estar preparado para reaccionar y para dar respuesta», afirma Mariana Molina.

La experta recuerda que además del cumplimiento de las normativas arquitectónicas de accesibilidad, un plan de formación es uno de los requisitos que se les exige a las empresas para obtener su certificado de calidad. Ayer concluyó el módulo para estos alumno del CIOMijas, que se ha desarrollado de forma escalonada desde octubre.

Hace ya tres años que estas dos emprendedoras pusieron el proyecto en marcha y agradecen el apoyo y la apuesta del CIOMijas y del Ayuntamiento de Málaga y Aehcos que le brindaron su apoyo en el comienzo de la iniciativa.