Aunque la norma entrará en vigor el próximo 2 de enero, ayer se dio el último paso en el Congreso para prohibir una práctica tan cotidiana como es el cigarrillo en el bar o en la discoteca. El pitillo está sentenciado en los locales de ocio, sin excepción. La Cámara Baja recuperó la versión más restrictiva de la ley y tumbó además algunos de los cambios introducidos por el Senado, que la hacían algo más flexible.

La nueva ley representa un veto total al tabaco en bares en cualquier establecimiento de hostelería y en los recintos hospitalarios, incluso en sus alrededores. También a las puertas de los colegios o en los parques infantiles. Sin embargo, permitirá que se pueda seguir fumando en los espacios al aire libre de campus universitarios y en las terrazas, ya que se entiende que son un espacio semicerrado que cuenta, como máximo, «con dos paredes y techo».

En su reciente paso por el Senado, la norma incorporó modificaciones que no saldrán adelante en el Congreso. Destaca la posibilidad de que los casinos, bingos y salas de juego pudieran reservar hasta un 30% de su espacio para fumadores, sin servicio de juego ni de consumiciones. Esta enmienda fue rechazada por 154 votos a favor y 189 en contra. Además, también se rechazó, con 181 votos en contra y 165 favor, la intención de dar compensaciones económicas a los hosteleros que realizaron obras para adaptar sus establecimientos a la anterior ley de 2005.

Sin embargo, se aprobó por 336 votos a favor y 5 en contra la enmienda por la que se podrán ubicar máquinas expendedoras de tabaco en las tiendas de conveniencia de las gasolineras.

Durante la sesión parlamentaria, la ministra de Sanidad, Leire Pajín afirmó que votar la ley era dar «un paso decisivo para la defensa de la salud pública». «Es una ley necesaria que hace historia», destacó poco antes de la aprobación de la norma. Del mismo modo, lanzó un «mensaje de confianza» a los hosteleros y aseguró a estos empresarios que «no se quedarán sin clientes» y les animó a ver «una oportunidad» en la nueva norma, con la que incluso podrían atraer a nuevos clientes entre los sectores sociales más vulnerables al humo del tabaco, como los menores o la tercera edad y, en general, entre los no fumadores, que representan el 70% de la población en España.

Durante el pleno del Congreso de los Diputados en el que se votó la nueva regulación antitabaco, Pajín reconoció que los empresarios del sector tienen «dudas lógicas y legítimas», ya que la puesta en marcha de la nueva norma «exigirá cambios de hábitos en la hostelería» que «no se lograrán de un día para otro». Admitió, además, que su incertidumbre sobre el futuro es «lógica», sobre todo en los actuales tiempos de crisis. El sector calcula que podrían llegar a perder hasta un 25% de su clientela.

Por su parte, la socialista Pilar Grande pidió «implicación» de las comunidades autónomas para aplicar la ley para que no haya «insumisos particulares ni institucionales». Además, subrayó que el objetivo es bajar la cifra de los 166 españoles que mueren al día por enfermedades derivadas del tabaco.

¿Servirá la nueva ley para que los fumadores dejen su hábito? Hay quien opina que sí, como el el doctor Plácido Gascó, del Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Este facultativo considera que la normativa aprobada, junto con la subida del precio del tabaco y la inclusión de imágenes en las cajetillas, favorecerá que en 2011 haya hasta un millón de personas que dejen de fumar en España.