El año 2010 que finaliza ha sido complicado, difícil y duro para miles de familias malagueñas que han tenido que reclamar las ayudas sociales que otorgan tanto administraciones como organizaciones para poder subsistir. En general, según los datos recabados de las principales entidades que trabajan en este ámbito, en 2010 se han incrementado entre un 25 y un 30% las peticiones de ayuda social respecto a 2009 a causa principalmente de la situación económica y son más de 60.000 las personas que han solicitado

Los índices que arroja el Banco de Alimentos de la Costa del Sol , Bancosol, son más que significativos. De las 39.000 personas atendidas en 2009 se ha aumentado a 50.000 en 2010, lo que representa un incremento del 28,20%. Más de cuatro millones de kilos de alimentos repartidos entre las familias malagueñas frente a los 3,7 del ejercicio anterior, comenta el presidente de Bancosol, Javier Peña.

Cáritas ha incrementado un 21% el número de personas atendidas en el programa de acogida e intervención social, mientras que el Ayuntamiento de Málaga también han absorbido una parte importante de esta demanda, concediendo hasta el 17 de diciembre un total de 2.558 ayudas con un gasto de 1,8 millones de euros, según los datos actualizados facilitados por Bienestar Social.

El nuevo perfil del beneficiario

Todas las organizaciones coinciden también en el mismo análisis: la aparición de un nuevo perfil de demandante. Y es que la crisis económica ha atacado de lleno a la clase media y obrera. Familias jóvenes, con hijos, con hipoteca o alquiler que pagar y que tras abonar todas sus obligaciones no tienen dinero para llegar a fin de mes, por lo que por primera vez en su vida se ven obligadas a acudir a los servicios sociales o a entidades y organizaciones a pedir ayuda.

Alimentos, dinero para pagar el alquiler, la vivienda en general o incluso otros gastos, son las principales reclamaciones de estos denominados nuevos pobres o pobres vergonzantes.

El incremento en la demanda se corresponde principalmente con este nuevo perfil, que se suma a los ya existentes anteriormente, esas personas cuya situación antes de la crisis ya era delicada y que ahora se agrava de forma notable e incluso alarmante, aumentando su estado de exclusión.

El paro ha azotado a los más débiles que han atravesado situaciones límite ante la imposibilidad de pagar la hipoteca y de cubrir siquiera las necesidades básicas. Algunas organizaciones han llegado a hablar en este 2010 de avalancha de peticiones y han denunciado sentirse desbordadas e impotentes ante tal número de reclamaciones y frente a unos recursos limitados.

Los servicios sociales de prácticamente la totalidad de los ayuntamientos de la provincia de Málaga se han visto obligados a incrementar sus partidas para ayudar a estas miles de familias.

Y no parece que la situación vaya a mejorar de cara al próximo 2011 que entra. «La previsión es poco halagüeña, no hay perspectivas de cambio inmediato. Si siguen las circunstancias como hasta ahora quizás se produzca incluso un aumento. No sabemos si vamos a poder atender a tanta gente», dice Javier Peña.