Se ha dicho de ellos que apenas levantan un palmo del suelo, que acumulan patologías, que no soportan la luz del sol y andan encasquillados en el grado medio de secundaria. El viejo parloteo que hablaba hace unas décadas de los fachas muy fachas y los rojos con rabos y cuernos la emprende ahora con los activistas de las computadoras. Antonio Moreno Losana, doctor en Física, está dispuesto a quitarle picardía a la leyenda. Para empezar ni siquiera acepta el término de ciberguerrilleros. Habla de un grupo de usuarios muy variopinto, de ciudadanos, en definitiva, con una sensibilidad común que resume en una apetencia colectiva: «que no nos tomen el pelo».

El especialista está harto de escuchar la misma cantinela. Asegura que los tópicos responden al intento premeditado de desprestigiar al movimiento y minimizar la repercusión de sus actos. Alfonso García, nombre ficticio que identifica para la ocasión a un empresario de Torremolinos, propone como ejemplo la actitud de algunos partidos políticos ante los ataques organizados para boicotear la Ley Sinde. «El PSOE intentó poner una máscara en su web para mostrar que no había caído, a pesar de que no se podía navegar por ella», reseña.

García y Moreno Losana coinciden en resaltar una experiencia común que evidencia el nivel de respaldo a Assange y a sus filtraciones. En las manifestaciones de Málaga y Sevilla, inciden, conocieron a personas mayores interesadas en aprender los comandos para sumarse a la ofensiva. Una anécdota que no quita que el activismo online esté integrado mayoritariamente por jóvenes, aunque, eso sí, bastante más creciditos de lo que presume el tópico. La media de edad oscila entre los 20 y los 35 años, pero en la vertiente generacional menos dada al escapismo y la sobreexcitación kamikaze. Se trata de jóvenes hiperinformados, la mayoría con titulación universitaria y poca vocación de reventar cajeros automáticos. En los chata que organizan los ataques no es raro encontrarse disertaciones como ésta, extraída de la Red el mismo día en el que maduraron los ataques contra Paypal: «No debemos atacar a las páginas de los gobiernos. No somos terroristas, que quede claro».

Algunos de los internautas más comprometidos con la revuelta exhiben, no obstante, una gran capacitación técnica. Entre los grupos, al igual que hay empresarios o especialistas, también figuran programadores. A este respecto, Moreno Losana advierte con buen tino de un fenómeno aparejado a la batalla de los últimos días. La inauguración una carrera armamentística que ha servido para crear nuevas aplicaciones y herramientas. Las grandes corporaciones y los partidos lo tienen más complicado: las páginas web pueden incrementar su seguridad, pero, en la actualidad, es casi imposible pertrecharse contra los ataques. «Es como si quieres proteger la casa y aumentas de tamaño la puerta. Con un número adecuado de gente, también se viene abajo», resalta.