El año 2011 arranca con una situación desesperada para miles de malagueños que ven como su situación de parados se eterniza sin que existan demasiadas esperanzas a corto plazo de encontrar un empleo. Ahora mismo, un total 72.180 desempleados de la provincia son demandantes de empleo desde hace más de doce meses lo que, técnicamente, les hace acreedores del dudoso honor de ser considerados como parados de larga duración, según el Observatorio Argos de la Junta de Andalucía. Teniendo en cuenta que hay 183.713 desempleados en Málaga, las cuentas no engañan: cuatro de cada diez parados han entrado ya en ese fatídico lapso, tanto por el peso piscológico de estar más de un año inactivo como por la creciente amenaza de agotar el cobro de la prestación por desempleo y de los diferentes subsidios.

En estos tiempos tan complicados, la formación es clave para poder optar a un puesto de trabajo, por lo que resulta algo descorazonador que más de 54.000 demandantes de empleo en Málaga, casi un 30% del total, tan sólo aspiren en sus indicaciones ante al SAE a trabajos no cualificados, otros 41.600 sólo a empleos en la hostelería y el comercio (o sea, camareros o dependientes) y más de 34.000 a la construcción. Sólo uno de cada tres desempleados se ve capacitado y con formación para buscar fuera de estos ámbitos.

Bien es cierto que, tal y como recordaba el sindicato CCOO hace unas semanas, las profesiones de personal de limpieza, peón agrícola, camarero, cocinero dependiente y albañil concentran casi el 50% de los contratos que se firman cada año en Málaga (517.000 en 2009), aunque el dato está condicionado más por la multitud de contratos temporales que encadenan estos trabajadores que por una mayor demanda de empleo.

Sin desdeñar a la hostelería y los servicios, siempre fuente recurrente de empleo, parece que los tiros para hallar trabajo en 2011, aunque no sea para nada tarea fácil, apuntan sobre todo a personas con cualificación, según apuntan empresas de trabajo temporal como Randstad y Adecco. El consejo para las personas que llevan muchos meses en el paro es, en primer lugar, anímico: no desesperar.

Reciclarse o morir

«Hay que seguir siempre intentándolo; no nos vamos a engañar, la cosa está mal, porque hay muchos candidatos para cualquier oferta, pero el que está en el mercado es el que al final consigue el puesto de trabajo», comenta Cinta Bellerín, de Adecco Andalucía. Para las ETT, la parte positiva es que, ahora mismo, hay gente muy bien cualificada que se ha quedado en el paro, lo que significa que ante las peticiones de las empresas tienen un buen banquillo del que tirar. A los peor formados, sobre todo esos miles de jóvenes que dejaron los estudios para irse a trabajar a la construcción y que ahora están en paro, el consejo es aprovechar al máximo la formación. «Que se reciclen para tener opciones», comentan en el sector.

Entre la oferta formativa para este 2011 destacan los 1.235 cursos que la Consejería de Empleo tiene previstos, con una inversión de 59 millones de euros y que darán cobertura a casi 19.000 alumnos. En el último año, 122 de los cursos programados tenían además compromiso de contratación, lo que permitió hacer contratos mínimos de seis meses a casi 1.100 malagueños.

Sin haber trabajado nunca

El delegado de Empleo de la Junta de Andalucía, Juan Carlos Lomeña, cree que los datos de 2011 van a ser mejores, tras un 2009 en el que paro subió un 23% y un 2o10 donde la subida se quedó ya en el 7,6%. «Con el segundo trimestre del año debemos entrar en cifras positivas y acabar con la destrucción de empleo, aprovechando que abril, mayo y junio son meses de crecimiento» afirma.

Lo cierto es que sectores como la construcción y los servicios parecen haber ya apurado toda la destrucción de empleo pero hay un segmento por que el que se le siguen colando parados a Málaga: el colectivo de personas sin empleo anterior, donde se contabilizan jóvenes que se incorporan al mercado laboral y personas mayores (sobre todo mujeres) que vuelven a buscar trabajo tras haberlo perdido su cónyuge. En la provincia hay ya 23.197 personas en esta situación, un 47% más que hace un año, y representan la imagen más desesperanzadora de la crisis. No han trabajado nunca, y sus expectativas no son las mejores. Ni para los jóvenes, que se estrellan contra el muro de la crisis pese a estar sobradamente preparados, ni para ese perfil de personas maduras que, en un 70% de los casos, no tienen ni los estudios primarios.