Embovedar el Guadalmedina es una de esas ideas que sale a debate en la ciudad de cuando en cuando, –los más cínicos dirán que cada cuatro años–. Durante la última semana ha vuelto a la actualidad gracias a un informe elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación (Cedex), dependiente del Ministerio de Fomento, que analiza el cauce del río a petición de la Fundación Ciedes. Los resultados han sido obvios. Las pruebas determinan que el cauce tiene la capacidad para la que fue diseñado y que si recibe más agua, se desbordará.

Sin embargo, tal y como son los debates políticos en Málaga, hasta lo obvio necesita de informes que pongan de acuerdo a todos. En eso se ha avanzado. Hay un consenso generalizado de que la puerta para actuar en el cauce está abierta, siempre que se mejore la seguridad de la ciudad ante posibles riadas de grandes dimensiones. Pero más allá de esa puerta abierta, hay múltiples caminos y opciones, desde los que optan por cubrir la mayor parte de los 3 kilómetros de trazado urbano del Guadalmedina, hasta los que apuestan por el llamado parque fluvial, manteniendo el río abierto y con jardines en el lecho.

La presentación del informe, de hecho, ha permitido identificar tres posturas. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, aprovechó para reivindicar el valor del llamado Plan Guadalmedina, elaborado en el año 2000 y presentado en campaña electoral por Celia Villalobos. Esta propuesta planteaba cubrir todo el cauce, crear jardines, plazas y fuentes en la superficie, carreteras y líneas de metro por debajo y un cajón para el agua en la parte inferior.

De la Torre considera posible este proyecto cambiando la regulación de la presa del Limonero, que dejaría de ser de abastecimiento a permanecer medio vacía para retener posibles avenidas de agua.

En el extremo opuesto se sitúan Izquierda Unida y colectivos ecologistas. Estos insisten en que embovedar es caro y peligroso, ya que no se cuenta con seguridad total ante crecidas máximas en el cauce. La apuesta es crear un parque con vegetación de ribera en el lecho del río, que se inundable, pero que permita su uso como paseo la mayor parte del año.

La candidata del PSOE a la alcaldía, María Gámez, se ha situado en un punto intermedio. No defiende por una solución concreta, aunque insiste en que hay que actuar en el cauce y no embovedar todo el trazado. Esta actuación, más blanda, combina el uso de estructuras desmontables, con actuaciones más sólidas, como grandes plazas-puente que unan los dos márgenes.

Premisa

Más allá de lo que se haga en el cauce, antes hay que resolver el problema de la seguridad en el río. El informe del Cedex insiste en que hay un límite de capacidad en el cauce actual, que se puede incrementar mediante una serie de actuaciones, como cambiar el uso de la presa del Limonero, mejorar el lecho y desviar algunos arroyos que desembocan en el Guadalmedina.

A esto habría que unir una propuesta más del profesor de Geografía Física de la UMA, José Damián Ruiz Sinoga, quien defiende reforestar la cuenca del río, lo que permitiría reducir las torrentías y el aporte de piedras y barro que empeoren las riadas. Una medida que la ciudad lleva años esperando y que todavía no se ha acometido de forma eficaz y comprometida, reduciendo el nivel de seguridad de la ciudad.

Lo que parece claro es que antes de tocar el cauce urbano, hay que resolver la llegada de agua al río. De hecho, el embovedado, sea parcial o total, no se realizaría sobre la situación actual del río, sino que obligaría a poner la losa al nivel de la calle para que realmente se puedan unir las dos riberas. Eso, por supuesto, supone adecuar el cauce para que pueda mantener su capacidad de desaguar los 600 metros cúbicos por segundo con los que fue diseñado.

El ingeniero José Alba, de Urbaconsult, insiste en que la primera medida es asegurar que el cauce no pierda capacidad de desagüe y adoptar medidas para que no reciba más agua de la prevista, ampliando «el desagüe de fondo del Limonero para evitar que rebose». Además, mostró su temor de que la cercanía de las elecciones locales afecte a un debate «en el que hay que buscar el mayor consenso».

Ciedes

La clave de un hipotético acuerdo está en la Fundación Ciedes, donde se está capitalizando el impulso a este proyecto y que acogerá el debate del informe y los pasos a dar. Se impone, por distintas voces, un concurso internacional que permita estudiar diferentes alternativas y dar cabida a la participación ciudadana, la clave está en definir las condiciones y el guión del concurso. Eso y la cercanías de las elecciones. Con un poco de sentido común, los políticos deberían de aplazar cualquier decisión hasta el 23 de mayo, el día después de la votación.

La idea del concurso internacional es una opción que cobra fuerza por distintas voces. El arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente incide en que es necesaria una convocatoria de esta envergadura «porque es un proyecto de una importancia parecida a la ampliación del Aeropuerto». «Deberían participar los especialistas que haya en este tema a nivel mundial para ver las alternativas que se puedan plantear», recalcó Pérez de la Fuente, quien afirma que es momento de ser «ambicioso y que la crisis no sea una excusa que nos haga perder esta oportunidad».

El arquitecto Ángel Asenjo coincide en la necesidad de hacer un estudio en profundidad sobre la solución a realizar en el cauce, lo que determinará la conveniencia del grado de embovedado. «Es un tema de gran complejidad técnica que requiere un trabajo importante», reiteró Asenjo.