Los facultativos malagueños se enfrentan de forma cotidiana a episodios violentos, agresivos o al menos tensos en su jornada laboral. El Colegio de Médicos de Málaga ha puesto en marcha diversos servicios y herramientas para ayudar a estos profesionales. Un teléfono de denuncias activo las 24 horas y los 365 días del año, atención jurídica gratuita, el servicio de asesoría médico-laboral o acciones informativas y formativas de defensa personal o de cómo actuar ante este tipo de situaciones son algunas de las medidas iniciadas.

Por su parte, la Junta de Andalucía invirtió 25,6 millones de euros en acciones de seguridad para los centros sanitarios públicos a lo largo de 2010, una cantidad presupuestaria que se enmarca en el Plan de Prevención y Atención de Agresiones para los Profesionales del sistema sanitario público de Andalucía, de los que 4,3 se correspondían a Málaga. El plan incluía medidas de prevención de las agresiones y de atención a los profesionales, así como un registro para realizar un análisis detallado de la frecuencia, ubicación, causas y otros aspectos de interés.

En materia de prevención, la Consejería de Salud ha puesto a disposición de los profesionales medidas disuasorias y ha adecuado infraestructuras en los centros sanitarios con timbres antipánico, cámaras de seguridad, salidas alternativas y vigilancia, entre otros, como actividades de formación y capacitación para profesionales en los que se les capacita a afrontar una situación de riesgo o conflictiva. Pero no se ha logrado erradicar el problema.

Atravesar un episodio violento acarrea unas consecuencias psicológicas importantes, explica José Miguel Pena Andreu, que además de director del Observatorio de las Agresiones del Consejo Andaluz es el psiquiatra responsable del servicio médico-laboral. Trastorno adaptativo (ansiedad, depresión), frustración, el síndrome del quemado o incluso una gestión menos eficiente, ya que pueden llegar a pedir más pruebas complementarias de las necesarias o prescribir tratamientos por complacencia, son algunas de ellas. «También está descrito el estrés post-traumático, pero nosotros no hemos visto ningún caso. Se produce ante agresiones extremas», comenta el experto.

Trabajar en Urgencias o en Atención Primaria, tener menos de cinco años de experiencia o ser mujer, son factores de riesgo para sufrir una agresión. El facultativo debe en el momento intentar descender esa escalada de agresividad y reconducir la situación, para una vez pasado el episodio denunciar. «Muchos médicos prefieren darle carpetazo al asunto», comenta el presidente del Colegio de Médicos, Juan José Sánchez Luque.