El Ayuntamiento de Málaga está «a punto» de cerra un acuerdo con las monjas de la orden del Císter para la adquisición de la abadía de Santa Ana, que se encuentra cerrada una vez que las monjas abandonaron el convento en noviembre de 2009, según adelantó Miguel Briones, delegado de Cultura del Consistorio.

Briones explicó a La Opinión de Málaga que tras la salida de las monjas y el cierre de la abadía y del Museo de Arte Sacro, «el Ayuntamiento está dispuesto a la adquisición de la abadía». «Se puede decir que estamos a punto de cerrar un acuerdo con las monjas del Císter para la adquisición», sentenció.

La pretensión municipal es no sólo reabrir el Museo de Arte Sacro «sino el resto de la abadía con la idea de convertirla en un proyecto cultural muy ambicioso que estamos preparando», indicó Briones. El Ayuntamiento, según explicó el delegado de Cultura, pretende la adquisición de la abadía a través de un «acuerdo económico» con las monjas «y en ese sentido va el pacto que queremos cerrar». Si finalmente el convenio con las monjas fracasase, el Ayuntamiento «no descarta» la vía de la expropiación, una vía que el alcalde, Francisco de la Torre, ya anunció que se estaba estudiando en junio de 2009.

Dado que las negociaciones están muy avanzada, Briones aventuró que el acuerdo «estará cerrado en este año por lo que también en 2011 podremos reabrir el museo de arte sacro».

Reclamación de herederos

El detonante que ha acentuado el interés del Ayuntamiento por la adquisición de la abadía ha sido el cierre del Museo de Arte Sacro a finales de diciembre de 2010. Aunque las monjas se marcharon en noviembre de 2009, mantenían el museo abierto en virtud de un convenio con el Ayuntamiento. Pero finalmente se vieron abocadas a su cierre al no poder mantenerlo y por la escasez de visitantes. Este hecho aceleró el interés municipal por la adquisición del inmueble.

Uno de los inconvenientes que puede hacer fracasar la adquisición de la abadía es la intervención de los herederos del marqués de Iznate, Antonio Campo Garín, que fue quien en 1878 donó a las monjas los suelos donde se levantó el inmueble religioso.

Según explicó el abogado Isidro Ron, en su condición de heredero y de representante legal de algunos ellos, la escritura de donación contiene una cláusula de reversión según la cual el marqués cedió el suelo para fines religiosos por lo que si estos fines ya no existen el terreno debe volver a la familia o herederos.

La familia se encuentra en estos momentos en la tarea de la recopilación de todos los documentos que acrediten su condición de herederos y poder reclamar esa cláusula de reversión.

Tranquilidad

El Ayuntamiento, sin embargo, está tranquilo en este aspecto. Según Miguel Briones, el Consistorio conocía la reclamación de los herederos del marqués. «Jurídicamente salvamos ya que la iglesia seguirá manteniendo su uso religioso, por lo que entendemos que la reclamación decae», opinó. Ya existe incluso un interés por parte de la cofradía del Santo Sepulcro por trasladar a la iglesia del Císter sus titulares y ocuparse del mantenimiento del culto religioso de templo.

Cierre del Museo de Arte Sacro

El detonante que ha acelerado el interés del Ayuntamiento por la abadía de Santa Ana ha sido el cierre del Museo de Arte Sacro en los últimos días de diciembre, por imposibilidad de las monjas de continuar con su actividad. El Ayuntamiento firmó en 2004 un convenio de colaboración con la abadía císterciense de Santa Ana para la adecuación como espacio museístico de determinadas dependencias del monasterio. El convenio establecía que Promálaga finalizaría las obras del museo para exponer todos los fondos que en ese momento se encontraban en las dependencias del monasterio. En este proyecto gastó 1,1 millón de euros. Igualmente, la orden císterciense se comprometía a que en caso de ser trasladada a otra ciudad, los fondos artísticos permanecerían en Málaga bajo la tutela del Ayuntamiento, para que fuera expuesta al público.

Junto a una selección de pintura y escultura de los siglos XV y XVIII, el museo muestra un conjunto de documentos escritos e iconográficos que forman parte de la identidad de la orden del Císter. Tiene cuatro salas. La primera dedicada fundamentalmente a las piezas pictóricas de la abadía. La segunda recorre la historia de la orden del Císter, con una muestra de pinturas y escultura. La tercera sala acoge buena parte de la colección de escultura, junto a miniaturas de imaginería. En la última se puede ver el diminuto Niño Jesús de la Espina, del siglo XVII y los demás Niños de Pasión que pertenecen a la abadía.