Se les conoce como coleccionistas de fármacos. Hacen su periplo por los centros de salud y consultas de especialistas para que el médico les prescriba el tratamiento contra la osteoporosis, los genéricos, también que les recete anticonceptivos. «Luego hacen las maletas, repletas de medicamentos, y se van a sus países de origen a pasar un temporada, a visitar a la familia», cuenta Gregorio Blanco, médico de familia. Se trata de una picaresca bien conocida por médicos que ejercen en zonas turísticas y que se ha hecho popular.

Las trampas que se incluyen en el llamado turismo sanitario han sido motivo de críticas de organizaciones sanitarias y sindicatos. Bien es conocida la historia del británico que coge un avión con la cadera medio rota y aprovecha su estancia en la costa para operarse, implantarse la prótesis, sin coste. El engaño es su disfraz de turista.

Operarse de cataratas, varices, seguir un tratamiento contra la artrosis, incluso acceder a una terapia oncológica son reclamo para extranjeros que, de quedarse en casa, deberían pagarse la intervención de su bolsillo.

La tarjeta sanitaria europea permite al sistema español ingresar el reembolso de la prestación, pero el problema es que existen diferencias entre las carteras de servicios de los países europeos. Y puede que la cantidad reembolsada nunca se corresponda con el coste real de la prestación: como la dispensación de medicamentos, la estancia hospitalaria, etcétera.

Hay historias que se han hecho famosas entre los profesionales sanitarios, como el de una finlandesa que se fracturó el brazo en su país, cogió un avión y se operó en Málaga para ahorrar costes. Le compensaba el precio de billete.

Hay trampas que ya no volverán a producirse. Antes, los jubilados europeos residentes en España viajaban de nuevo a su país de origen para someterse a una intervención que luego pagaba en este caso el Sistema Andaluz de Salud. Con la nueva directiva ya no es posible; el sistema español sólo se hará cargo de la atención si se realiza en un tercer país.

La colonia de Los Boliches

Británicos, finlandeses, noruegos, franceses y alemanes... forman el 80% de la consulta diaria del doctor Salvador Torres en Los Boliches, Fuengirola. Es el director de uno de los centros con más cupode pacientes extranjeros, muchos jubilados. «No veo ese aprovechamiento del sistema. El que viene para un mes no lo hace para operarse, ya que la intervención requiere más tiempo», subraya Salvador, que durante cuatro años trabajó en el Reino Unido. «Están encantados con las prestaciones de aquí, son muy agradecidos», concluye.