Nací en el año 50, en el 66 entré preso, y a partir de entonces se acabó la libertad para mí. En la mili se pierde un subfusil, y a mí me condenan a golpes y ofensas durante 5 días, hasta que vienen y me piden perdón, y me dicen que ha aparecido el subfusil; pero desde ese día ingreso en prisión, por deserción. Eso ocurrió en 1976, y hasta la fecha en prisión, bajo el control penitenciario, o fugado; y yo más que fugado estoy cansado de soportar tanta injusticia, tanta sinrazón, tanta trampa. Que cometí delitos, es cierto. Pero estoy convencido de haberlos pagado.

No es agradable vivir una vida al margen de mis seres queridos, de mis hijas. Por ello solo pido un S.O.S. Yo no quiero delinquir, ni robar, ni traficar ni hacer daño alguno, pero he de vivir, he de ver a mis seres queridos junto a mi. Soy ceramista artístico y con mi trabajo sé que puedo darles lo que precisan, pero para poder trabajar he de estar libre, la «ley» debe dejarme clara las condenas que me fueron impuestas, pues no tolero que me juzguen a su antojo, ni cuando y como quieran. Entiéndanlo, no es amenazar ni coaccionar a nadie, pero si no soy un hombre libre ahora que tengo 60 años, no lo seré jamás.

Y así no hay quién viva, o quiera vivir. No deseo ser una persona en la que se limpien las maldades, ni aguantar a tanta persona indeseable. Un día más, solo protege la ley a los violadores, a los pudientes, a los seres destructivos, todos gozan de una calidad superior y mejor trato que cualquier preso. Yo no los deseo juzgar ni debo. Pero es humillante esta ley que a los asesinos de niños los abraza y protege, y a los que queremos a nuestros hijos nos tira y destruye.

No crean que por ser jueces deben de manipular mi vida a su antojo. Yo soy quien ustedes crearon… De qué se lamentan ahora, métanse 30 años con locos y menos locos en una prisión, y después díganme si cualquier cosa que hagan la consideran un delito, o pecado.

Por ello y de una vez por todas, les pido un S.O.S para poder vivir libre el tiempo que me quede de vida, ya me destruyó el sistema bastante, no insistan en hacerme daño, no sean tan crueles. Que no soy quien ustedes crearon, tengo mi «yo» personal, mi deseo de mostrarle mi luz a los que quiero, y darles mi presencia, no deseo hacer ningún mal.

Yo entendería que me hiciese daño, a quien yo dañé, en cualquiera de las formas. Pero recibir un castigo gratuito, con el daño que me causa, de manos del que no dañé, es de locura…

Ahora voy a ir subsistiendo como mejor pueda, y aunque no confío en que la ley lo entienda, lo voy a esperar, con la poca fé que me sé. Pero de verdad que no deseo, ni debo, seguir tolerando tanta injusticia.

Cómo vivir libre sin papeles, sin casa, sin dinero, sin poder trabajar, en lo que debo trabajar, cómo estar sin los seres que amo tanto, que soporte a todos por ellos. ¿Cómo? Digan cómo… Los «justos», los maestros en este arte que llaman vivir libre.

Entiendo que sé vivir, si no tengo la cruz que llevo, desde siempre. Si he de seguir así mucho más, no se por qué camino arrastrar la cruz. Ni si me doblegará, pero no es lo que quiero ni merezco.

Por ello, les pido un S.O.S, por agotarse el tiempo de mi vida, y aún no poder haber empezado a vivirla. Eso sí que es un castigo ejemplar e inmerecido, quién mejor que yo para saberlo. La sociedad me ve como me describen los que dicen representar la ley, pero yo no soy así, ni parecido, ni siquiera ellos dominan mi corazón, o mi mente.

Dónde estan esos psicólogos, venid a hacerme psicoanálisis, y criminólogos, a ver si soy un criminal, pero no más cárcel gratuita, ya está todo saldado por mi parte, la deuda que se pueda tener está saldada. Allí me quisísteis tener hasta mi fin, yo no lo acepto, y daré pruebas a la sociedad de que es verdad cuanto digo, si me dan tiempo, y no me cogen antes, pero son tantos los que pueden cogerme, que no se si lo llegaré a lograr.

Es cruel, muy cruel, el castigo recibido, ahora dejadme en paz de una vez, dejadme hacer cosas bonitas, que cree para los míos un mundo menos malo, pero con algún color, no sólo la oscuridad y la locura, dejen al menos que se lo dé a mis hijas, ellas no son culpables de mis actos, ellas son algo demencial para mí, son mi Dios, todo cuanto deseo tener cerca de mi, eso es lo que me lanza con todo mi yo hacia ustedes, para que a través de la sociedad, y ante toda ella, comprometerme ser por siempre un hombre útil, gentil, amable, y amante de los míos, luchador y creador de cosas bellas, ¿qué pierden por intentarlo? Nada, no pierde nadie, ¿qué les pasaría? nada, entonces…¿qué pasa? ¿Quién es el malo de la película que es mi vida, qué papel me obligáis a hacer? ¡¡¡Y es en mi vida!!!

Tengan en cuenta esto, no es ficción, es real, es mi vida que se agota sin haberla vivido, háganme la cuenta bien en mi condena, con sólo eso seré libre, lo que me sobre no lo usaré jamás.

Tengan eso claro, no pido ayuda para no respetarla, tengo honor, pero poca fuerza, para mostrarlo en mi situación, y por ello estoy dispuesto a hacer cuantas entrevistas crean necesarias, en la prensa, o donde sea, para hacerme oir, y que se haga la ley como está escrita, tal como es, no como quiera un «funcionario» que no funciona nunca.

Después de hacer las cuentas bien lo pago, lo prometo, me presento a pagar el resto, pero hagan las cuentas, cuánto y qué llevo, y díganme el resultado.