El Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga ha apostado por un concurso de ideas abierto para dar una solución hidráulica y urbanística a la integración urbana del río Guadalmedina. De igual modo, ha destacado la necesidad de que se haga público un calendario con las etapas posteriores de esta actuación, de modo que «haya un compromiso por parte de las administraciones» y esta convocatoria «no caiga en el olvido».

Así lo expresó su decano, Antonio Vargas, quien se ha mostrado de este modo contrario a lo defendido por el alcalde, Francisco de la Torre, que apuntaba a la convocatoria de un concurso restringido de ideas. Vargas aplaudió que, «por fin, se haya dejado la pelea entre instituciones para, al menos, acordar la convocatoria de un concurso de ideas», y resaltó la importancia de fijar «unas buenas bases» para éste último «porque si se hacen mal, no servirá para nada».

También incidió en la conveniencia de concretar un calendario con los pasos a seguir, de forma que se garantice que «el Guadalmedina no vuelva a convertirse en el Guadiana y haya que esperar a las próximas elecciones».

Vargas dio por hecho que la solución para la integración urbana del cauce del río «debe ser integral, abordando los problemas de ingeniería y los urbanísticos», ya que «un aspecto no se puede resolver sin el otro y el hidráulico condicionará mucho la solución final».

Por un concurso sin límites

Por ello, insistió en que «limitar la participación de los profesionales a través de un concurso restringido no es nada bueno para un proyecto de estas características».

«Se podrán pedir más o menos requisitos en el concurso que se convoque, pero no es bueno que sea restringido», manifestó Vargas, asegurando que «el debate sería mucho más enriquecedor y la solución mucho más interesante si sale de una reflexión en la que de partida no se limite a los profesionales participantes».

«Se limitaría mucho la aportación de inteligencia», lamentó, cuando el objetivo ha de ser conseguir «la alternativa más inteligente y que reúna el máximo consenso». De igual modo, consideró que un concurso restringido de ideas, dirigido a «cuatro figuras del papel cuché», pueden estar «más fácilmente condicionadas», mientras que en uno abierto «habrá más libertad en las propuestas».

«Nadie puede pensar que el concurso de ideas se va a resolver en tres días», advirtió Vargas, que precisó que «si empezamos ahorrando en lo más básico, que son los medios humanos para el estudio de las propuestas presentadas, el resultado final puede ser preocupante