Francisca Guerrero tiene 59 años y es la cuidadora de su hijo de 22 años que tiene síndrome de Down. Ahora, gracias a la Ley de Dependencia recibe la prestación al cuidador en el entorno familiar. Es el claro perfil de la cuidadora malagueña.

Claro que tampoco faltan los ejemplos masculinos. Manuel Croce, de 46 años, es el cuidador de su hija y al igual que Francisca ha recibido formación al respecto para mejorar la atención que presta y su propia salud.

Son dos de las 858 personas que en la provincia de Málaga han recibido formación del plan de la Junta 2010-2011. El Cuidabús y talleres presenciales específicos que han posibilitado una mejora en estas personas. «Mi hija tiene una invalidez del 65%, mi mujer trabaja y yo que estoy en paro soy su cuidador. Mi hija tiene seis años y yo llevo cuidándola ese tiempo. Hay que hacerlo todo, darle de comer, vestirla. Gracias al curso he aprendido cosas que antes no sabía, cómo arreglarla, ponerle la ropa, jugar con ella, incluso técnicas que le faciliten el aprendizaje de las letras o los números», cuenta Manuel Croce.

Encarnación Jiménez Morales, de 63 años, es la cuidadora de su amiga Luisa Bravo, de 90 años. «Yo lo hago todo, la lavo en la cama, la muevo con una grúa», comenta.

Al igual que María Eugenia Sánchez, de 50 años, que cuida de forma compartida con su hermana a su madre de 80 años. En el caso de María Eugenia su interés por esta formación se debe a su caso particular y en general, a su inquietud por esta parcela.

La delegada del Gobierno, María Gámez, destacó el esfuerzo físico y emocional de los cuidadores, que gracias a esta formación aprenden a tratar a su familiar y a cuidarse también ellos mismos. Gámez y la delegada para la Igualdad y Bienestar Social en Málaga, Ana Navarro, se reunieron ayer con 50 de las personas cuidadoras que han recibido esta formación para intercambiar impresiones y pedirles su opinión acerca de la misma.