Parecía un arma sacada de La Guerra de las Galaxias o de Galactica. Un elemento de ciencia ficción en un raro anacronismo situado en medio de la plaza del Obispo, apuntando a la Catedral de Málaga. En realidad ese dispositivo tiene mucho de ciencia y poco de ficción. Es un cañón láser desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Málaga (UMA) y que permite estudiar la composición de los materiales utilizados en su construcción, así como los niveles de suciedad acumulada.

El catedrático de Química Analítica, Javier Lasarte, está al frente de esta investigación del Laboratorio Láser de la UMA, considerado uno de los mejores del mundo. Explicó que este dispositivo permite realizar una Espectrometría de Plasmas Inducidos por Láser. Esto, para un profano, viene a ser la obtención de datos en tiempo real sobre la composición de los distintos materiales que componen la portada principal de la Catedral.

El dispositivo permite leer las radiaciones ópticas emitidas por el material al contacto con los impulsos del láser, emitidos a 10 herzios. Estos datos ofrecen una información muy detallada sobre los componentes del mármol y la piedra de la fachada, así como su cantidad.

Los datos son registrados en tiempo real por el dispositivo, que además del láser dispone de un telescopio para las lecturas y un espectómetro para las mediciones.

Otras funciones del láser

No es la primera vez que se utiliza este cañón láser, que ha sido diseñado y construido íntegramente por el Laboratorio Láser de la UMA, gracias a una subvención del Plan Nacional de I+D+i. Ya se ha utilizado en el análisis del proceso de fabricación del acero y para la detección remota de posibles explosivos, con una aplicación especialmente útil en temas de seguridad.

Lasarte señala que una de las ventajas de este dispositivo es que se puede analizar el edificio «sin necesidad de subirse a un andamio». De hecho, su equipo de investigadores ya hizo este trabajo en la fachada norte de la Catedral (calle Císter) y en la situada al este (calle Cañón), aprovechando las labores de restauración emprendidas hace varios años en el templo y que requirió el montaje de un andamio.

«Sabemos que el mármol rosa viene de Antequera, el usado en las columnas salomónicas de El Torcal, el blanco de Macael y la piedra de canteras cercanas, pero no sabemos la composición exacta», subraya el catedrático de Química Analítica en referencia a la portada de la Encarnación, la principal de la Catedral.

Además, Javier Lasarte advierte de que los datos que se obtengan serán de gran ayuda para el equipo de restauradores que se encarguen de la limpieza de la fachada y para decidir qué productos utilizar.