¿Puede una mujer de 40 años tener una edad biológica superior a los 60? ¿O que el sistema inmunológico de un abuelo centenario se asemeje al de un adulto de 30 años? Mónica de la Fuente (Madrid, 1951) lleva desde los años 80 demostrando que la edad cronológica no coincide con el reloj biológico del ser humano, y que la persona controla su ritmo de envejecimiento, aunque no se dé cuenta. La longevidad depende en un 75% de la calidad de vida, el resto es genética. Catedrática de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid, intenta aplicarse ella misma la lección que enseña a sus alumnos. «Si quieres ser feliz, vivirás más y mejor».Con una esperanza de vida en España que llega a los 84 años de media, De la Fuente cree que se pueden alcanzar los 90 pronto, pero que después el aumento de la longevidad será más lento.Quizá se franquee la barrera de los 100.

Imparte una conferencia sobre envejecimiento y antioxidantes dentro del ciclo de charlas sobre ciencia que se celebra en el Museo de Patrimonio Municipal. ¿Cuándo envejece el ser humano y qué factores externos influyen en su longevidad?

Desde los 18 años nos hacemos viejos. ¿Por qué? Hay que diferenciar la edad biológica de la edad cronológica. En la edad biológica evaluamos una serie de marcadores para determinar la velocidad de envejecimiento.

Fundamentalmente, esto lo medimos a través del sistema inmunológico. Hemos hecho experimentos tanto en ratones como en pacientes a través de muestras de sangre, para evaluar el nivel de leucocitos y el sistema de protección. Y sacamos conclusiones comunes. Lo fundamental, es que la edad biológica está condicionada en un 25% por la genética, y el resto, el 75% por el estilo de vida. Ya lo decía Baltasar Gracián: La vida es como un juego de naipes, influyen las cartas que te toquen, pero el éxito en la partida dependerá de cómo las juegues.

Cuando habla de calidad de vida, se refiere a factores como la dieta, el ejercicio físico, el ritmo de trabajo...

Así es. Yo digo que la edad biológica es variable. Lo comparo con un viaje Madrid-Málaga en AVE. Si en el recorrido, superamos la velocidad media, nos sometemos a estrés, llegaremos antes al destino. Es decir, viviremos menos. Y dirás, ¿ por qué una dieta rica en antioxidantes, como fruta y verdura, es buena? Porque los leucocitos mejoran su función y aumentan sus defensas ante la oxidación celular, que afecta al envejecimiento. El ejercicio físico también fortalece el sistema inmunológico.

¿Y la situación emocional es un factor también en el proceso de envejecimiento?

Claro. Hemos comprobado que la ayuda psicológica a personas con depresión y ansiedad, disminuía su estrés oxidativo. Lo mismo pasaba en los ratones, cuando se les cambiaba sus juguetes, su sistema inmunológico mejoraba.

O sea que una persona vive más si es feliz...

Vivirá más y mejor si buscas esa felicidad. Un ejemplo más. Cuando una persona pasa por un momento difícil en su vida, la muerte de un familiar, está más predispuesta a sufrir una infección, que le salga un herpes, o que empeore el tumor que había controlado. La explicación volvemos a encontrarla en el sistema inmunológico, que está relacionado también con el sistema nervioso.

¿Y la personalidad, también va a condicionar el ritmo de envejecimiento?

Está claro que el carácter influye en el sistema inmunitario. Las personas que ven el panorama negro, que se callan antes sus problemas, que son pesimistas, son más propensas a sufrir una enfermedad cardiovascular.

La esperanza de vida en España llega a los 84 años. La previsión es que siga aumentando, pero ¿cuál es el límite?

El que marca la especie humana, los 120 años. Va a subir la longevidad, aunque a un ritmo más lento, y llegaremos a los 90, y ¿por qué no a los utópicos 100 años?

¿Que la mujer viva más de media que el hombre tiene mucho de factor cultural y social?

No lo atribuyo tanto a eso, sino a una cuestión biológica. Las mujeres tenemos estrógenos que son antioxidantes. En los animales, pasa lo mismo.