El sistema financiero se aprieta el cinturón y está inmerso en un proceso de redimensión de sus estructuras que ya se deja notar en la constante reducción del número de oficinas abiertas en Málaga. Desde mitad del año 2008 y hasta cierre de 2010, bancos y cajas de ahorro han clausurado en la provincia118 oficinas, un 8,4% de su parque total, según datos del Banco de España. El sector cree que aún quedan por cerrar casi 200 adicionales para volver a niveles ordenados de recursos.

Recapitulando, hay que recordar que entre 2002 y 2008, y al calor del boom inmobiliario, se abrieron en la provincia 440 oficinas en y se alcanzó un parque máximo de más 1.400 sucursales. El objetivo primordial era cubrir los nuevos barrios de expansión urbana para captar el jugoso negocio de las hipotecas correspondientes a los pisos que allí se estaban construyendo.

Pero llegó la crisis inmobiliaria, el parón de las ventas y la morosidad por parte de clientes particulares y de los promotores a los que se les habían concedido muchos créditos hipotecarios. En respuesta, y siguiendo además las consignas del Banco de España que hablaba de una «sobredimensión» del panorama financiero nacional, en 2009 y 2010 se han ido cerrando unas 60 sucursales por ejercicio que han dejado el actual parque en 1.289 oficinas.

No serán las únicas, ya que a finales del año 2002 en Málaga se contabilizaban alrededor de algo más del millar, una cifra que ahora se señala como óptima para devolver al sector a una razonable dimensión, justo la que tenía antes de desatarse la fiebre de oficinas –sobre todo en la Costa del Sol– para quedarse con el mayor trozo posible del pastel hipotecario.

Una tendencia que irá a más

«Los bancos y las cajas son como cualquier empresa. Cuando el negocio baja se debe reducir la dimensión. Ésa es la situación en la que estamos ahora mismo. El nivel de actividad financiera ha decrecido, y eso debe tener consecuencias en las estructuras de las entidades», comenta el consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía, Francisco Villalba.

A su juicio, España es además un país «excesivamente bancarizado» en relación al resto de Europa, ya que la dispersión de la población en pueblos y pequeños municipios ha hecho necesario un gran despliegue de oficinas por todos estos núcleos urbanos.

La actual coyuntura de fusiones entre cajas, presididas por criterios de mejora de eficiencia, también contribuirá a que en los próximos años la tendencia al cierre de oficinas se mantenga.

Las entidades con más presencia en Málaga tiene actualmente planes de reducción de oficinas. Unicaja, por ejemplo, está aplicando un plan de negocio que contempla la supresión de 100 de sus algo más de 950 oficinas (buena parte de ellas en Málaga) en 2010 y 2011. También Cajamar, con alrededor de un centenar de oficinas en la provincia, está aplicando criterios de concentración.