Hablar de una persona transexual es hacer mención a un sentimiento instalado en lo más profundo de ese ser humano, inherente a su existencia y que condiciona su vida principalmente a causa de la incomprensión y el rechazo social que aún hoy día se cierne sobre ella.

La Unidad de Transexualidad e Identidad de Género (UTIG) del Hospital Regional Carlos Haya fue pionera en España y, actualmente, diez años después, sigue siendo referente nacional. Fue la primera del país y se creó en 1999. Aunque hoy día se han abierto otras a lo largo de la geografía nacional, Málaga continúa absorbiendo numerosos pacientes de otras regiones (el 15 y el 17% del total de las atenciones).

El equipo de esta unidad está formado por diversas especialidades como Endocrinología, Cirugía Plástica y Salud Mental. También apoyan Ginecología y Urología, aunque esta última de forma más esporádica.

La endocrinóloga y coordinadora de esta unidad, Isabel Esteva, y la psicóloga Trinidad Bergero, explican a La Opinión de Málaga los entresijos del importante trabajo que desempeña esta unidad que ha ido formando al resto de las de España.

El problema

Se trata de un trastorno de identidad de género. El primer paso cuando la persona acude al sistema público de salud es someterse al examen del equipo de salud mental. «Ésta es la primera fase del proceso. Una vez obtiene ese diagnóstico de confirmación tras una evaluación se inicia el tratamiento hormonal cruzado», comenta la psicóloga. «Nos guiamos por un protocolo internacional, válido para todo el mundo occidental y que permite confirmar el diagnóstico», incide Bergero.

Perfil del demandante

La transexualidad se refiere tanto a hombres que tienen una identidad femenina (mujeres transexuales) como a mujeres que tienen una identidad masculina (hombres transexuales). Es más frecuente que acudan al sistema público los hombres que tienen identidad femenina. En un 80% de los casos el inicio se establece en la infancia, mientras que en el resto cuando son adultos, aunque puede aparecer en cualquier edad.

«También hay que aclarar que aquí acuden sólo los que quieren modificar su cuerpo», explica la coordinadora de la unidad, Isabel Esteva. Aunque la edad media de asistencia a consulta son los 29 años, se observa que cada vez acuden con menor edad, lo que significa que existe mayor información el respecto, aclaran las expertas. Se han dado todo tipo de casos, pero lo habitual, el grueso, es de los 16 años en adelante.

Pero, ¿por qué se produce este sentimiento? La respuesta es compleja. Hoy día la transexualidad está catalogada como un trastorno mental por la Organización Mundial de la Salud y las asociaciones de psiquiatras americanos, pero en los últimos años se está poniendo en cuestión esta consideración. Probablemente en un futuro deje de hecho de catalogarse como un trastorno mental, explica la psicóloga.

Desde el punto de vista médico no hay ningún marcador biológico o analítico que determine esta circunstancia sino que se trata de un sentimiento de los pacientes –pacientes entendidos como personas que hacen uso del sistema público, no como enfermos–, aclaran.

En el cerebro existen diversos núcleos, y en él residen los sentimientos íntimos, pero nadie ha determinado aún una causa real. También es cierto que no se conoce cuál es ese gen de la identidad, e incluso podría tratarse de una cuestión poligénica, es decir, en la que inciden muchos genes, comenta la coordinadora de la unidad.

Y, ¿por qué acuden a consulta más hombres con identidad femenina? Se desconoce, pero una premisa a tener en cuenta es que para esta persona es más difícil por sus rasgos pasar desapercibida ante la sociedad, de forma que tiene que pedir ayuda, «aunque quizás exista algún factor genético sin descubrir».

Cambio de sexo

Una vez realizado el diagnóstico, la mayoría solicitan tratamiento hormonal. «Quieren pasar desapercibidos en la sociedad y acomodar su aspecto físico a su identidad», comenta la coordinadora de la unidad. Para ello la mujer transexual quiere que desaparezcan sus rasgos masculinos como el vello, desea un aumento de mamas y reclama cambios en alguna que otra curvatura corporal. Mientras que el hombre transexual reclama la aparición de músculos, de vello y se somete a una mastectomía (extirpación de mamas).

«Lo ideal es que lograran cambiarlo todo, también los genitales, pero les explicamos las posibilidades y las limitaciones de estas operaciones. Los resultados en la cirugía genital feminizante son mejores y funcionantes, mientras que en la cirugía genital masculinizante son complicados y no suele funcionar», señala Isabel Esteva. Aún así consideran que sus pacientes obtienen un grado de satisfacción alto, en la medida que consiguen adecuar su apariencia a su identidad.