El pasado 31 de diciembre cerró la veterana tienda de tejidos de la familia Romero de la Cruz en el Pasaje de Chinitas. Tras el cierre de este histórico negocio, después de casi medio siglo de vida, la familia ha puesto también a la venta el edificio, que además albergó el Café de Chinitas, famoso gracias a los conocidos versos de Federico García Lorca («En el Café de Chinitas/ dijo Paquiro a su hermano/soy más valiente que tú/más torero y más gitano...»), además de por acoger a grandes figuras del flamenco.

El inmueble tiene tres plantas y 1.200 metros cuadrados y fue comprado en 1961 por el comerciante Trinidad Romero de la Cruz, cuenta su nieta Elena Ruiz Romero de la Cruz, quien destaca como curiosidad que su familia también vivió en el palacio de Villalón, sede del Museo Carmen Thyssen.

Además de la conocida tienda de tejidos, don Trinidad quiso reproducir en la primera planta del edificio un café cantante del XIX, en recuerdo del Café de Chinitas.

«Hay cincuenta sillas de anea, acuarelas de mi padre y carteles antiguos. Tenía un uso particular, era donde nos reuníamos la familia y allí fue donde celebré mis bodas de plata», recuerda Elena Ruiz Romero de la Cruz.

Por eso, esta catedrática de la UMA destaca que una de las posibilidades nada descabelladas es que el edificio pudiera tener un uso cultural. Al fin y al cabo, estamos hablando del auténtico Café de Chinitas, el café-cantante más famoso de España, aunque en Madrid exista un establecimiento con el mismo nombre.

Por cierto que El Chinitas debe su nombre al apodo de un actor que actuaba en este café llamado Gabriel Guerra.

Resulta paradójico que el famoso establecimiento sentara sus reales en los terrenos del antiguo convento de las Agustinas Recoletas Descalzas de Nuestra Señora de la Concepción, fundado en el siglo XVII y que cerró sus puertas con la desamortización de 1836. El avispado exgobernador de Málaga Luis María Álvarez compró el convento, en estado de ruina, por 200.000 reales, y una vez demolido (salvo la portada de entrada de la iglesia), lo convirtió en un pasaje en forma de cruz con el nombre de su propietario.

El Pasaje de Álvarez cambió de nombre a comienzos de los años 60 en tiempos del alcalde García Grana y se transformó en el Pasaje de Chinitas, el nombre con el que siempre fue conocido.

El famoso café, cuenta la leyenda, comenzó siendo un local privado del propio Luis María Álvarez para sus reuniones que pronto se transformó en un café cantante. Hacia 1857 ya estaba funcionando.

En su última etapa pasó a convertirse en un cabaret, de nombre Salón Royal, cerrado en 1937 por el Ayuntamiento.

En el Café de Chinitas actuaron artistas como La Trini, La Niña de los Peines, Juan Breva, Antonio Chacón, La Parrala, Juanito Valderrama o Manolo Caracol.

La Argentinita, con decorados de Salvador Dalí, presentó el cuadro flamenco El Café de Chinitas en 1943 en el Metropolitan Opera House de Nueva York.

El histórico edificio busca ahora otros horizontes y quizás podría regresar a los culturales.