El azul es el color predominante en el arco iris político costero. Las papeletas del Partido Popular llenaron las urnas durante la pasada jornada electoral. La formación obtuvo la mitad de los electores en los siete municipios costeros de un litoral occidental castigado por la crisis. Los escrutinios contabilizaron 84.283 votos para el PP de los 169.118 emitidos.

Gobernarán con holgura en Torremolinos, Fuengirola y Marbella, donde ya lideraban sus corporaciones municipales. Pero, sobre todo ganaron en Mijas y Estepona, dos feudos tradicionalmente socialistas que les han abierto las puertas de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, un organismo supramunicipal liderado últimamente por una débil coalición de izquierdas, con Juan Sánchez a la cabeza, que ha arañado su poder hasta el último momento.

Especialmente importante ha sido la victoria popular en Mijas donde el partido socialista acumulaba más de treinta años de celebraciones electorales consecutivas. No lo fue menos la de Estepona, donde a su candidato socialista a la alcaldía, David Valadez, no le ha valido ser el denunciante de las presuntas irregularidades cometidas por los compañeros de su propio partido en el Ayuntamiento, unas acusaciones que tomarían la magnitud demostrada por la investigaciones incluidas en la «operación Astapa».

En todas estas localidades, cinco de siete, los populares alcanzaron la mayoría absoluta. En Benalmádena, pese a ser la primera fuerza política, deberán pactar con algún otro partido minoritario para tomar el bastón de mando. Pero no se descarta.

Desplome

El rojo prevalece en Manilva y ni siquiera está en manos socialistas, sino de Izquierda Unida. El batacazo del PSOE en estos comicios locales ostenta el título de histórico. Apenas obtuvieron el 22,7% de todos los votos emitidos en las siete ciudades litorales mas pobladas y económicamente importantes de Málaga. En concreto, 38.429 votos.

La crisis le ha pasado una elevada factura a los socialistas. Sus cerca de medio millón de habitantes les han castigado en las urnas. La costa echa de menos la prosperidad de etapas anteriores y el PSOE parece no haber logrado sacudirse de sus carteles y banderolas locales la sombra de su secretario general nacional, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien los populares han sabido cargar con las culpas de todo lo malo que acontece en el territorio nacional.

El PSOE, por su cuenta, también ha hecho méritos. El desgaste y los últimos escándalos de una Junta de Andalucía vinculada desde hace décadas al puño y la rosa socialista no le han beneficiado a su imagen. Los expedientes de regulación de empleo y ayudas sociolaborales concedidas, presuntamente, de forma irregular por la Consejería de Empleo durante los últimos diez años han sido la mejor campaña posible para el Partido Popular.

Ni siquiera las últimas movilizaciones de «indignados» en las plazas españolas y andaluzas, contrarias al bipartidismo, han logrado robarles votos. La ciudadanía, soberana estos días, se decanta por el Partido Popular cuando cree que el partido socialista lo hizo mal y viceversa.

La indiferencia se ha traducido en abstención en estos comicios, una cifra que ha aumentado en todos los municipios. También el número de votos en blanco. Asimismo, ha sido muy notable el avance de Izquierda Unida en algunos ayuntamientos.

IU duplica el número de concejales en Torremolinos y Marbella, donde contará con dos representantes en cada una de sus corporaciones municipales. Ha irrumpido en el Ayuntamiento de Fuengirola con dos ediles y suma dos más en Manilva.

Junto a los izquierdistas, otros partidos locales han logrado canalizar la decepción de su electorado. Es el caso de Opción Sampedreña, en Marbella; un partido que, de entrada, se ha colado en el salón de plenos de la Casa Consistorial con tres concejales. Quizá, se ahora tiempo de reflexión.