­¿Qué mensaje quieren trasladar con esta campaña?

El mensaje de la campaña es incidir en que existe una diferencia en la esperanza de vida entre hombres y mujeres, que el hombre asume más tasas de riesgo lo que conlleva más tasas de enfermedades, además presenta una mayor reticencia a consultar y a acudir al médico. Por ejemplo, ante problemas de erección el varón tarda entre dos años y dos años y medio en acudir al médico y se observa que el 60% de ellos contacta en primer lugar con los farmacéuticos, por ello tenemos que aliarnos.

¿Cuáles son las principales patologías en el hombre?

Las enfermedades cardiovasculares, que además son más prevalentes en el hombre que en la mujer; la obesidad, que multiplica los riesgos de que las enfermedades cardiovasculares deriven en infartos o trombosis; enfermedades metabólicas, colesterol, triglicéridos; y, relacionadas con el déficit de testosterona, que es algo parecido a lo que pudiera ser la menopausia en la mujer, pero que no afecta a todos los varones y sus síntomas se confunden con el envejecimiento. Parece como si se acabaran las pilas y si no se mide el nivel puede pasar desapercibido.

¿Por qué pueden bajar los índices de testosterona?

Por la producción testicular, es decir, en la mujer alrededor de los 45 o los 50 años el ovario deja de producir estrógenos y deja de menstruar, en el varón el testículo empieza a disminuir la producción de testosterona a un ritmo aproximado de un 2% por año, con lo cual los niveles van bajando progresivamente. Si los varones han estado acostumbrados a vivir con unos niveles altos de testosterona, porque las cifras varían dentro de un rango, y comienzan a descender pues uno empieza a sentir que pierde la energía y cuando se sitúa por debajo de los niveles normales ya hablamos de que hay patologías. Hay mayor tendencia a fracturas óseas, a que la grasa del cuerpo se distribuya mal, etc. El problema consiste en el error de confundir o pensar que la testosterona tiene sólo que ver con la actividad sexual, con la hormona masculina o la hormona del deseo. Bien es cierto que esta bajada se traduce en un descenso en el deseo sexual y de las erecciones matutinas pero, a partir de ahí, aparecen la obesidad, la depresión o incluso un trastorno de la erección, pero cuando ya hay un nivel muy bajo. A partir de los 40 años se va produciendo un descenso de la testosterona.

¿Cómo se regulan esos niveles de testosterona?

Se mide, se comprueba y se usan los preparados que son geles, parches e inyectables para restituir los niveles de testosterona.

Detrás de la disfunción eréctil, de esa señal de alerta, ¿qué puede haber?

El abanico fundamental son enfermedades cardiovasculares. El pene es una cámara, son unos cuerpos cavernosos, como una esponja, que se llena de sangre porque se abren unas valvulitas que conectan lo que es el pene con la circulación general. Hay que abrir estas válvulas y que las tuberías que hay en el pene, lo que son las pequeñas arterias, tengan suficiente luz para que la sangre circule por ahí. Si tenemos el colesterol alto, una hipertensión que aumenta el grosor de las capas de las arterias y disminuye su luz, si tenemos triglicéridos, el pene va a ser de lo primero que se afecte porque tiene las arterias más pequeñitas en cuanto a diámetro. Hablamos de una incapacidad persistente y/o recurrente para conseguir y mantener una erección suficiente para tener esa actividad sexual, no es ese típico gatillazo, ése es un problema que le puede ocurrir a cualquiera.

Se habla mucho al respecto, ¿fármacos como la viagra entrañan riesgos?

Los fármacos para la erección empezaron a estudiarse como fármacos antianginosos (angina de pecho) y se observó que los pacientes objeto del estudio, a los que ese fármaco no les hacía el efecto buscado porque iban dirigidos contra una enzima que hasta entonces se desconocía, no devolvían las pastillas, se perdían. Se vio que no funcionaba para el corazón pero, posteriormente, ya se ataron hilos, se les preguntó a los pacientes y se halló la respuesta, mejoraba la capacidad sexual. No tiene riegos ningunos. Llevamos 13 años usando fármacos para la erección y hay una tendencia a tener menos eventos cardiovasculares, aunque no es una afirmación con rigor científico.

Y ante al cáncer de próstata, el segundo en importancia en el hombre, ¿qué hacer?

Primero aclarar que no hay ninguna indicación que determine que la testosterona produzca cáncer de próstata. Y, segundo, comentar que desgraciadamente el 70% de los varones con cáncer de próstata permanece asintomático. Se detecta porque se eleva una proteína determinada en sangre. A partir de los 40-45 años se debe medir el PSA y acudir al urólogo.