Su vida laboral podía haberse limitado a trabajar en la Gerencia de Urbanismo, pues es funcionario municipal aunque se jubilará en unos días, pero como afirma, «la curiosidad es un don que te viene». La curiosidad ha empujado a Manuel Olmedo Checa, director de la revista Péndulo, a investigar de forma incansable durante 30 años la Historia de Málaga y a recuperar personajes olvidados como José María de Sancha, Antonio Ramos, Rodríguez de Berlanga o Bernardo de Gálvez. Miembro de las academias de Bellas Artes de San Telmo y la Malagueña de Ciencias, ahora ingresa como correspondiente en la Academia de la Historia.

Su nombramiento ha sido una gestación larga.

Comenzó hace nueve o diez años. El presidente de la Academia de San Telmo, Alfonso Canales, me llamó y me enseñó la carta en la que me proponía como académico de la Historia. Alfonso murió, no se produjeron vacantes y finalmente me enteré del nombramiento hace unos días, por correo electrónico del académico Hugo O´Donnell, tras la votación.

¿En qué consiste la figura de académico correspondiente?

La Academia se crea en 1738 y al principio sus miembros son los que viven exclusivamente en Madrid. Pocos años después considera que es necesario contar con el concurso de otras personas que sin vivir en la capital de España pudiesen aportar con su trabajo materia para que la Historia de España se pudiese conocer y se crea la sección de académicos correspondientes que existen en España y en los países iberoamericanos. Obligaciones: dar cuenta de las publicaciones que se hagan o descubrimientos que puedan contribuir a aumentar el acervo histórico y cultural de España.

La institución está en boca de todo el mundo. ¿Qué le parece la polémica por las biografías tachadas de muy parciales?

Es una polémica que surge en uso de la libertad de expresión aunque me parece desmedida y casi injustificada. Si los que polemizan tienen libertad para decir lo que dicen, los que han escrito las biografías deben tener la misma libertad. En el peor de los casos, que existiesen algunos autores que pudiesen ser cuestionados por personas con una ideología totalmente diferente, no se puede censurar la obra magna de la Academia: 40.000 biografías de españoles que han dejado su huella en el mundo. Estamos hablando de 50 tomos que nacen gracias a la extraordinaria iniciativa del que fuera presidente del Gobierno, José María Aznar, que quiso que se hiciera una obra que demostrara la importancia de España en el mundo.

¿Qué le parece haber sido elegido sin ser historiador?

Estos nombramientos suelen recaer en personas que tienen una relación profesional con la Historia. Lo mío es, seguramente, una auténtica excepción que me llena de satisfacción porque, en el fondo, lo que he intentado es compaginar mi profesión, con la que me gano el pan, con la pasión por conocer la Historia del Mundo, de España, de Málaga... porque no se pueden diferenciar. Todas son Historia.

Una pasión que le lleva a convivir en vacaciones con el aire acondicionado de los archivos.

Por no ser profesional de la Historia he tenido que ser muy exagerado en cuanto al rigor. Por eso he intentado ir a las fuentes y están casi siempre en los archivos. Allí, conocer el documento de primera mano y poder luego utilizarlo se ha convertido en una auténtica pasión. En cierta manera el que investiga en los archivos es como el pescador, que se va con la caña a un sitio en donde sabe que hay pescado. La suerte está en pescar lo que se refiere al tema que estás buscando pero siempre hay algo más que tú pescas por carambola. Ahí está el secreto.

Dígame alguna captura interesante fruto de la casualidad.

Recuerdo un personaje del que no se sabía nada de él, José Carrión de Mula. Era un cartógrafo de pasión, un hombre humilde, vigía del puerto y piloto de la Armada, nacido en Cartagena y que se enamoró de Málaga, de la que decía que era como los Campos Elíseos. Aparte de hacer el plano de Málaga más importante de todos, de 1791 y que se conserva hoy en el Archivo Municipal, fue un hombre que hizo mucho por difundir los valores históricos y paisajísticos de Málaga.

Y ha devuelto a la actualidad a los olvidados Gálvez, y en especial a Bernardo de Gálvez.

De los Gálvez había conocimiento pero no difundido y si se me permite, demasiado superficial. Entre Francisco Cabrera y yo hemos intentado recuperar la figura de Bernardo de Gálvez y de los Gálvez con un rigor absoluto, porque sobre ellos se habían tejido anécdotas que son absolutamente falsas.

¿Sabe el número de planos históricos que ha sacado a la luz?, ¿es la Cartografía en Málaga una terra incognita?

La verdad es que sí y es una pena. Muy pocos han sido los que se han dedicado a recuperar algo tan importante como el documento escrito y que es el documento gráfico. Difícilmente se puede conocer a una persona si no puedes ver el retrato de esa persona.

¿Qué le parece el hotel de diez plantas de Moneo en el Centro?

Creo que no debiera consentirse una alteración en una malla urbana que lleva consolidada desde el siglo XVIII. Esas operaciones de cirugía urbana deben estar muy consensuadas y responder a una necesidad que sea auténticamente importante.

¿Qué le diría a quienes piensan que todas las academias son cementerios de elefantes?

En primer lugar que no soy un elefante (risas). Las academias, no por viejas han dejado de lado el aggiornamiento, la puesta al día. En la Academia de San Telmo, por ejemplo, tenemos pintores que son vanguardia del arte digital en nuestra ciudad como Pepe Bornoy.