Más allá de las leyendas de fantasmas, el Cortijo Jurado es uno de los palacetes que poblaron el entorno de Campanillas en el siglo XIX como símbolo de la burguesía malagueña. Pasada su época de esplendor, este gran edificio se ha convertido además en todo un símbolo de Campanillas, de la que es toda una referencia visual situada a la entrada de este núcleo. Su origen está en los Grund, que construyeron el edificio en la segunda mitad del siglo XIX. Su arquitectura es de influencia británica y uno de los de mayor calidad. El edificio pasó a manos de Miguel Serra en los años 20 y luego pasó a la familia Quesada. En los años 60 se mantenía en buen estado, sin embargo, en los 80 empezó a decaer su estado. Su abandono y las leyendas de fantasmas, que lo hicieron muy conocido y visitado en exceso en la última década, precipitaron su saqueo y creciente estado de abandono, hasta que fue comprado para convertirlo en un hotel.