La Audiencia Provincial de Málaga juzgará los días 11 y 12 de septiembre al dueño de una empresa de compraventa de vehículos para el que la Fiscalía pide siete años de cárcel, tres por apropiación indebida y cuatro por estafa continuada, una multa de 4.320 euros y el pago de una responsabilidad civil de 260.000 euros a diez de los perjudicados.

El procesado, G. A. A. S, era el dueño de una empresa ubicada en un aparcamiento de la avenida Benalmádena de Torremolinos, y, entre otras cosas, se quedaba supuestamente con vehículos de alta gama –o media– entregados por quienes acudían a él para que los vendiera o los probara; se quedó con dinero y otros coches que recibió por parte de otro empresario que, a su vez, quiso adquirir automóviles en su negocio por 103.000 euros, o jamás entregó: por ejemplo, una autocaravana que una familia adquirió en su sociedad por más de 39.000 euros. Se apropió presuntamente de la suma entregada.

Así, por ejemplo, el 1 de agosto de 2005 un particular le hizo entrega de un BMW tasado en 24.690 euros para que lo vendiera, «incorporándolo el acusado a su patrimonio, guiado por el ánimo de obtener un ilícito beneficio». En esta ocasión, el interesado tuvo suerte porque pudo recuperar su coche.

El 23 de agosto de 2005, un extranjero le entregó un Golf valorado en 9.462 euros, que el encausado volvió a incorporar a su patrimonio. En esta ocasión, su coche fue recuperado en una empresa de Atarfe, tras ser vendido.

En marzo de 2005, se le entregó un todoterreno tasado en 19.530 euros para que lo vendiera por 24.000, de tal forma que el procesado le dio a quien le hizo llegar el automóvil un cheque de 15.000 euros, «que no pudo hacer efectivo al carecer de fondos la cuenta», añade el acusador.

Otro individuo entregó un Seat Toledo para que fuera vendido, lo que no sucedió; mientras que un inglés le dio, entre otros, dos BMW. Por uno de ellos le entregó 19.000 euros en pago, pero el cheque no tenía fondos. Incluso, se quedó con un Renault.

El dueño de otra empresa pretendía adquirir coches en la sociedad del acusado por valor de 103.000 euros, «dándole un BMW y dos pagarés por importe de 6.000 euros cada uno de ellos, efectos de los que se apoderó el acusado sin que llegara a entregar los vehículos». Un matrimonio le hizo llegar en mayo de 2004 más de 39.000 euros para comprar una autocaravana, «de la que se apoderó» sin entregar el coche. Asimismo, incorporó otros tantos automóviles a su patrimonio, siempre según la Fiscalía.