Carlos Cid, con tan sólo 21 años, tiene cinco años de experiencia al frente de un puesto de socorrismo de Protección Civil en Torremolinos. Entre los numerosos rescates que ha protagonizado, recuerda intensamente algunos en los que ha sufrido complicaciones por la fuerte resaca del mar. «Cuando ves que alguien se está ahogando, en ese momento, te entra por el cuerpo una adrenalina que te hace nadar sin pensar en otra cosa que no sea salvar a la víctima. Una vez que ha pasado todo te das cuenta de que estás dando arcadas porque incluso has tragado agua», indica. No obstante, puede presumir de que entre sus rescates aún no ha habido ninguna víctima mortal. «Las víctimas se agobian y sólo quieren que los saques del agua lo antes posible. Incluso sin darse cuenta hacen el rescate mucho más complicado y eso puedo poner en peligro su vida y la del propio socorrista. La clave está en tranquilizarlos», explica. Dependiendo del tipo de rescate existen niveles de prioridad.

El primero sería cuando sólo hay una persona en el agua y no se necesita ayuda de compañeros, el segundo es cuando por cuestiones como el oleaje y la distancia se precisa de ayuda de compañeros de otras torres cercanas, y el tercero cuando hay muchas víctimas y es preciso incluso llamar a la embarcación. En cuanto a los consejos, recomienda sobre todo fijarse en el color de la bandera. «Los turistas son los más imprudentes y a los que más hay que llamarles la atención. Junto con los niños y los ancianos, es a los que más atención prestamos. Sobre todo a los niños, que muchas madres no están pendientes y en la misma orilla pueden sufrir golpes graves o resultar heridos por las olas», señala. Por el módulo de Protección Civil, donde atienden a los heridos, pasan a diario personas con cortes de digestión, heridas, insolaciones o picaduras de medusa. «Con las altas temperaturas, casi a diario atendemos a personas mayores con la tensión muy alta, incluso hemos llegado a tener que llamar a la ambulancia por casos de infarto». Pese a todo ello, asegura que «si pudiera trabajar todo el año en esto, lo haría». «Desde pequeño tengo fijación con el mar y me gusta todo lo relacionado con él. De hecho, ahora voy a hacer también un curso de buceo», concluye Carlos.