Un ciclista decide un día soleado darse una vuelta por el paseo marítimo, y realmente está disfrutando del recorrido hasta que, de pronto, se estrecha la calle para quedarse reducida en un escaso metro. Por un instante es optimista y piensa que podría seguir teniendo suerte si durante su paso por ese tramo no se encuentra de frente con ningún peatón y, a pesar de sentirse afortunado, surge una farola con papelera incluida que, aunque nos presta un gran servicio de luz y limpieza a todos los ciudadanos, su tamaño y dureza supone un verdadero peligro para nuestro protagonista.

En ese momento y en un acto de sensatez decide reducir su marcha hasta verse en la necesidad de mantener el equilibrio sobre la bicicleta con ayuda de la punta de sus pies,y poquito a poco consigue pasar con cuidado por un espacio de 85 centímetros por el que pasan a diario patinadores, corredores, peatones e incluso madres con sus cochecitos de niños, aunque si tiene gemelos tendría que buscar una alternativa de paso con su carrito doble.

Esta situación, aunque ha podido ocurrir, es ficticia pero la descripción del escenario es real.

La denuncia

Concretamente, el lugar al que nos referimos es un tramo del paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, desde el tranvía hasta los Baños del Carmen, y por el que la asociación Ruedas Redondas pidió ayer al Ayuntamiento de Málaga una reforma de la acera.

Para ello convocaron una concentración en la explanada del tranvía y desde alli reclamaron al consistorio una reducción de dos a tres carriles de coches en el tramo, a la vez que «poner un separador contundente» entre los carriles de coches y el carril-bici.

Según la asociación «dado que la zona va a ser remodelada en un futuro» sus reivindicaciones «no supondrían un gran coste» y añadieron que «es un milagro que no haya pasado una desgracia en todos estos años».

El grupo socialista de Málaga se sumó a la reivindicación.